domingo, 13 de enero de 2013

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VUELTA AL REPECHISMO

Tras el exitazo de afición que generó la pasada edición de la Vuelta a España. Los de la organización no se han complicado improvisando algo nuevo. Para la ronda española de este año se volverá a repetir la fórmula de un recorrido con repechos finales a tutiplén. 11 llegadas en alto es el anuncio que ha hecho. Obviamente no todas ellas serán en días de montaña. Algunas serán recorridos llanos o con pocos repechos, y con la trampa final de turno con porcentajes semi-imposibles en quien sabe si 3 kilómetros o incluso menos.

Es lo que la gente pide. Quizás no los que han visto el ciclismo de los 90 y demás, que quieren recorridos pestosos, montañas por el camino, y a los que (como un servidor) nos gustaría ciertas etapas de montaña con finales en descenso. De hecho recuerdo hace años los emocionantes finales de etapas de media montaña que tenían descensos vertiginosos. ¿peligrosos? puede, pero etapas ratoneras, como las que el Giro también incluye y las que el Tour, dentro de su grandeza, pasa olímpicamente de ellas.

La Vuelta volverá a ser un terreno preparado para Purito, Valverde o Samuel si le da por llegar. Etapas con repechos, explosividad, pequeñas rentas. Y si hace falta, bonificaciones. Precisamente fue algo criticado en la última edición. Las bonificaciones pueden estar bien hasta cierto punto. Cuando pones varias etapas calcadas, el guión es el mismo.

La Vuelta de año pasado resultó trepidante en emoción. Pero se juntaron cosas que Dios sabe si se juntarán esta vez. Tocaba un Purito en estado de gracia, con recorrido que le iba como anillo al dedo, ya que cuanto más final repechudo pongas, más que puede rascar, metiendo bonificaciones. Y el máximo rival estaba lejos de su mejor versión. Contador estuvo cerca de perder la Vuelta, y la ganó el día menos pensado.

Precisamente ese día es el que debía servir a la organización para hacer ver qué es lo que mueve las carreras. El día menos pensado, una trampa, la obligación de hacer movimientos tácticos y de atacar de lejos, obligó a los valientes a probar, y a ver una etapa antológica. El resto de platos fuertes que prometía la Vuelta (ya que Fuente Dé no era ni entremés visto el recorrido inicial) se quedó en nada, en una lucha de los mismos, donde se quedaban casi todos en el mismo punto y donde se repetía la etapa día a día.

Pero claro, Contador vende, que Contador no gane de calle vende aún más. Y la Vuelta se benefició sobremanera de ese tipo de cosas, donde el recorrido no tiene mucho que ver. Sin actores principales corría el riesgo de ser una carrera de Serie B, como lo fue la edición donde Valverde con la calculadora ganó la carrera ante un Samu con calculadora, y un Evans que tuvo la mala fortuna en forma de pinchazo cuando disputaba la carrera.

El caso es que la Vuelta de este año no contará con Contador. El pinteño adora el Tour, y a la Vuelta ha ido rebotado los años que no ha podido correr la ronda gala. Igual que hace con el Giro. Purito podría repetir su Giro-Vuelta, si es capaz de ver sus limitaciones cara a un Tour que con crono no tendrá nada que hacer, y ve que la Vuelta le invita, con su recorrido a volver. Una prueba donde Valverde iría (en el mejor de los casos) rebotado del Tour en su enésimo intento de asaltar el podio, y donde Samu podría aparecer, aunque lo de doblar grandes no es que le vaya mucho.

Con el resultado de las principales figuras españolas se dice todo. De fuera llegará quien tenga que llegar, como Nibali en 2010, como Froome. Invitando a ver qué extranjero hace una buena carrera. La Vuelta es la tercera grande, llega de rebote y tiene que intentar atraer a su manera. Su recorrido es diferente a los demás, pero es cargante y excesivo. Gustará a muchos de los nuevos amantes de este deporte, porque las andanzas de sus ídolos se reducen a ataques gloriosos a 5-6 kilómetros de meta, con suerte.

La Vuelta aspira a eso, con su unipuertismo y repechismo, a ver sprints en cuesta, y con suerte ataques a 5 de meta algún que otro día en puertos de la embergadura de Angliru o Peyragudes. En el intento para darle emoción se han dejado para el final al coloso asturiano, que es quizás en el que más rentas se pueda sacar, aunque donde cada uno irá con las fuerzas que buenamente pueda, sin ataques espectaculares.

Sorprende la inclusión de Peyragudes, aunque la vuelta a los Pirineos puede ser interesante o emocionante. Serán esos picos y el triplete final cántabro-asturiano los que debieran decidir la ronda española de este año. Los finales en La Gallina, Peyragudes y Formigal parecen  bastante interesantes a priori, aunque los puertos de paso no tengan (excepto el día del a Gallina) una entidad suficientemente golosa para sacar partido.

El tramo final, con el homenaje al Naranco (con más nombre que importancia real, a menos que la carrera se hiciera dura de lejos) y el final en Angliru antes de terminar la Vuelta en Madrid. El recorrido se vende bien, y si vienen buenos ciclistas será mejor. Los finales en alto gustan. Pero en demasía, aburren. Y esa sensación se puede dar, la sensación de haber visto eso antes día tras día.

El recorrido se olvida de los cazaetapas (como el año pasado), salvo el día que dejen a la fuga hacer. Los recorridos rompepiernas ideales para que llegue una fuga que Giro y Tour suelen tener. En la Vuelta llega la fuga el día que el pelotón lo deja descaradamente, en ocasiones en un día totalmente llano que venga como anillo al dedo a los sprinters. Estos últimos estarán abandonados a su suerte en la Vuelta. No hay mundial y las pruebas golosas estarán antes de la ronda española. Por lo que habrá que ver cual es la nómina de velocistas en agosto-septiembre, pero a priori tiene pinta de ser escasa.

Poco pintarán en una prueba que empieza con días de media montaña y que de la mitad en adelante abusa sobremanera de la alta montaña. Mismo guión que funcionó el año pasado. Está por ver si sin una etapa como Fuente Dé, y sin los mismos protagonistas, no queda la carrera descafeinada. La Vuelta está viviendo de la emoción que genera el no haber un ganador claro, los cambios de líder consntantes (como hace dos años), cosa que con el sistema de bonificaciones y unipuertismo funciona de maravilla (si no tienes a un tío en modo abusón)

Ahora, si lo que se busca es espectáculo más allá del teletexto y el youtube, entonces deberemos cruzar dedos y que el Giro de este año sea emocionante. Recorrido acostumbran a tener, pero en los últimos años faltan nombres importantes que dejan la ronda más bonita en dureza (y variedad) abandonada, en pos de un Tour donde sobraba una crono (Y casi dos viendo el dominio de Sky) y una Vuelta de verse el resumen por la tele.

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