martes, 29 de enero de 2013

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EL REENCUENTRO

La necesidad de vivir buenas noches de fútbol en San Mamés se aleja mucho en el tiempo. Desde aquel día de infausto recuerdo en Bucarest, donde todos los sueños se esfumaron en apenas siete minutos, los athleticzales no habían vuelto a disfrutar con su equipo. Y de ahí nació esa necesidad, ese anhelo por la vuelta al buen juego y a divertirse viendo a su equipo.

Si algo podía afirmarse es que en apenas unos meses a estos jugadores no se les había podido olvidar cómo se juega al fútbol. Los problemas extradeportivos que tanto han afectado al grupo han hecho mella y de qué manera en la trayectoria del conjunto. Por eso cuando hace dos semanas el Athletic lograba realizar un buen encuentro en el Benito Villamarín se encendieron los ánimos de los seguidores. Por fin había motivos para la esperanza.

Con la llegada del Atlético de Madrid a La Catedral quien más y quien menos veía la oportunidad perfecta para enterrar los fantasmas del pasado. Parecía el rival idóneo. Y si bien los puntos era lo más importante vista la mala situación de los bilbaínos en la tabla clasificatoria, tanto o más era realizar un buen partido, no solo efectivo si no a su vez brillante. Y a buena fe que se lograron ambos objetivos.

El 3-0 del marcador final reflejó fielmente lo acontecido en el terreno de juego, donde los leones fueron más fieros que nunca en lo que va de temporada y se comieron a su rival de principio a fin. Ya en el primer minuto llegó la primera ocasión con un disparo de Oscar de Marcos que nunca debió salir alto. El eterno problema en el remate.

Tras una primera mitad en la que ambos equipos tuvieron un par de ocasiones claras para abrir la lata, en la segunda cambiaron las tornas. Los de Bielsa fueron con todo a por la victoria y pronto llegaba el 1-0 obra de San José. Por fin el navarro iba a conseguir este curso un gol que sirviera para ganar. 

Una tímida reacción colchonera fue bien solucionada por un esta vez sí serio equipo local. A recordar también un par de intervenciones de un Gorka Iraizoz al que nada podrán reprocharle sus críticos esta ocasión. Simeone no supo frenar la que le venía encima, con unos jugadores que por fin creían al cien por cien en si mismos y una grada que tiempo después volvió a ver al equipo que tanto le ilusionó la temporada pasada.

Ahora, como ocurrió tras el partido ante el Betis, queda por ver si es cosa de una noche o tendrá continuidad en el tiempo. Porque los temores que acechaban a los aficionados quedaron a un lado cuando a las 11 del domingo comentaban y sonreían tras ver un buen partido de los suyos. Solo queda por tanto esperar para descubrir si es flor de un día o lo sucedido en los dos últimos duelos es el camino que seguirán los leones en lo que queda de curso.

Por eso no es momento aún para lanzar las campanas al vuelo. Así como en otros momentos tocaba ser más optimistas para no caer en el desánimo, ahora es hora de echar el freno de mano y aguantar un poco el empuje de los más animados. Toca sentarse, ver y esperar a la reacción del once bilbaíno en los próximos partidos. Desear que el reencuentro de los jugadores consigo mismos sea real y no un hecho aislado. Al menos esa espera los athleticzales la realizarán con una sonrisa en los labios.

Imagen: Athletic Club

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