jueves, 13 de diciembre de 2012

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FUERA DE TODO

De subcampeones de CopaEuropa League a caer eliminados a las primeras de cambio. Ese es el tránsito del Athletic en apenas unos meses. De ilusionar y ser un equipo ganador han pasado a ser básicamente lo contrario. Temerosos y sin ser capaces de generar una pizca de esperanza en unos aficionados que durante la pasada temporada se hubieran dejado su propia sangre si los jugadores lo hubiesen necesitado.

Muchas cosas han cambiado y no vale excusarse ya en los problemas extradeportivos. Porque hay algo más. La actitud sobre el terreno de los pupilos de Marcelo Bielsa está lejos de la mostraron hace unos meses. Les falta el nervio y la garra, ese punch que el año pasado permitía creer en la posibilidad de sacar un triunfo en las situaciones más insospechadas. Además, varios de los futbolistas están muy lejos de ver su mejor momento de forma como Muniain, Susaeta, Aurtenetxe o Amorebieta.

Las dudas sobrevuelan también la figura del técnico. El rosarino no termina de dar con la tecla y ya hay quien pide su cabeza. Ya ocurrió el curso anterior cuando en el arranque las cosas no terminaban de salir. Responsable es, desde luego, de la irregular marcha del equipo rojiblanco. En idéntica proporción que sus jugadores. Unos por no ser capaces de darle a su entrenador lo que pide y el argentino por no variar en exceso su pizarra.

En estas vemos como la anormalidad en la que viven los leones hace que un jugador que no quiere seguir vistiendo la camiseta del club porte el brazalete de capitán en varios equipos. Llorente ya no es imagen de nada ni alguien a quien seguir a pies juntillas. Así lo cree la grada de San Mamés, donde muy seguramente debería estar el riojano sentado. Ha demostrado no ser lo suficientemente profesional y maduro como para sobrellevar una situación que no solo le ha quedado grande si no que, además, él mismo ha ayudado a que todo se complicara aún más. 

Sin duda el delantero debe salir en enero. Y si es el mismo día de la apertura del mercado mejor que en la segunda jornada. Su situación sigue dañando al equipo y el hecho de que la afición o parte de ella se centre en criticarle y pitarle no ayuda en nada a encontrar la normalización en la entidad. 

Anómalos tiempos los que vive un Athletic que hace no mucho vivía uno de los momentos más felices de las últimas décadas. El paso del blanco al negro ha sido tan evidente y tan rápido que a muchos les ha cogido a contrapié. La única manera para salir de todo esto es la unión social que una vez más vuelve a estar lejos de existir. En mente de todos debe quedar grabado a fuego que nunca se debe perder las singularidades que hacen a los rojiblancos un club diferente. Y es que por desgracia para todo el Athletic de nuevo puede verse que en tiempos complicados el de Ibaigane se convierte en un club más, para nada en especial.

Además un estadio centenario como San Mamés merece y debe tener una mejor despedida que la que se le está brindando. 

Imagen: Athletic Club

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