Mañana el Athletic volverá a competir en la UEFA Europa League,
esa competición que tantas alegrías nos deparó la pasada
temporada. El partido frente al Olympique de Lyon es muy importante
ya que tras dos jornadas sólo se tiene el punto sacado frente al
Hapoel Kiryat. Desgraciadamente la cita llega tras un nuevo sinsabor.
En este caso además de una forma bastante dolorosa.
Perder en Valencia entraba dentro de la lógica, aunque sea un
evidente decepción. Caer de la forma en la que si hizo duele
demasiado. El Athletic cuajó un partido más que decente hasta que a
Ander Herrera se le cruzaron los cables. En ese momento el luminoso
reflejaba un 1-2 favorable a los rojiblancos que posteriormente se
transformó en un triste 3-2.
No fueron pocos los que pensaron que con la expulsión del
centrocampista el partido se acababa para los intereses zurigorris.
Es sabida la nula capacidad de aguante que tiene el equipo de Marcelo
Bielsa cuando se enfrenta a una situación de inferioridad numérica.
Por ello gran parte de la afición tuvo este déjà vu que
desembocaba en la tristeza por una nueva derrota.
Sin embargo este cruce de cables de Herrera, imperdonable a todas
luces a pesar de la provocación previa, no tiene que ser lo único
que se saque en claro del partido de Mestalla. Siguiendo con la
tónica imperante en los últimos encuentros, el Athletic volvió a
conseguir tener más tiempo la pelota en sus pies de una forma mucho
más efectiva. La vuelta de Herrera ha sido clave ya que es el faro
de este equipo. Además, indirectamente hace la labor de Iturraspe
mucho más sencilla.
Con Ander en el campo el equipo de Bielsa es mucho más dinámico.
Los hombres del centro del campo para arriba se contagian de este
espíritu colectivo y de sacrificio. Aún estando bastante lejos de
su mejor tono físico demostraron que no se les ha olvidado jugar a
fútbol.
Esta temporada al no estar, y siendo justos tampoco se le espera
mucho, Fernando Llorente como delantero centro, el ataque rojiblanco
está llevando a cabo otras variantes. Aritz Aduriz es un jugador con
más movilidad, y también más sacrificado a la hora de presionar la
salida del balón del rival que le permite a la segunda línea tener
más protagonismo aunque de cara a puerta, aunque estén negados.
Los dos goles del delantero guipuzcoano dejan bien a las claras
que como rematador tiene poco que envidiar a Llorente. No tendrá su
altura ni su presencia física pero su inteligencia sobre el césped
es realmente espectacular. Es una lástima que este magnífico estado
de forma no coincida con un Athletic más consistente.
Si el ataque está en vías de mejora evidente, la defensa sigue
penando. No hay partido en el cual el aficionado pueda estar
tranquilo. Es un caso digno de estudio ya que desde hace muchos años
la palabra 'verbena' se asocia mucho con la retaguardia bilbaína.
Por lo menos hay ciertos destellos que hacen depararnos esperanzas
de que algún día algún entrenador será capaz de dar con la tecla.
Marcelo lo ha intentado pero no lo ha conseguido. Sus inclinaciones
ante determinado tipo de jugador influyen, pero aún estando los que
teóricamente dan más sensación de seguridad el equipo es un flan.
Y si ese día se junta con un mal día de Gorka entonces tenemos una
película de auténtico terror.
Con estos condicionantes es difícil pensar que el actual Athletic
pueda meter mano al Olympique de Lyon, y eso que este equipo dista
mucho de ser aquella potencia de hace varios años. Sin embargo los
jugadores saben que si quieren seguir vivos en esta competición
tienen que rascar algo en su visita al Stade Gerland. Sería una muy
buena forma de voltear definitivamente este nefasto inicio de
temporada.
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