sábado, 20 de octubre de 2012

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CUANDO GIPUZKOA SOÑABA


Corría el 20 de octubre de 2002 (hace ahora 10 años), cuando en Mendizorrotza, a punto de terminar el partido Alavés-Real Sociedad en Mendizorrotza, con 1-2 a favor de la Real Sociedad, el colegiado Megía Dávila señalaba un libre indirecto a favor del Alavés al estipular que el guardameta realista, Westerveld, había perdido demasiado tiempo para sacar. Una de esas normas que apenas se habrán pitado de pascuas a ramos, que nunca se cumple, y que el colegiado terminaría pitando.


Era casi el minuto 90 cuando Rubén Navarro hacía el 2-2 definitivo. Dos puntos volaban aquella tarde en Mendizorrotza. Sin embargo, el hasta ese momento líder (empatado a puntos con la Real), el Celta de Lotina, perdía, dejando a los realistas líderes de Primera. Seis jornadas, cuatro victorias y dos empates (ambos mereciendo mejor suerte ante Betis y Alavés) dejaban a una sorprendente Real Sociedad al frente de la clasificación. "Que nos quiten lo bailao" se pensaba entonces, como cuando un equipo sorpresa aprovecha el inicio de liga y una buena racha (le ha pasado al Rayo, Levante, Betis...) y se coloca líder, aunque sea unas horas, unos días.

Pero los días se tornarían en semanas, en meses. Y la Real continuó líder. Con Raynald Denoueix en el banquillo. El Druida francés que obró un milagro y estuvo a punto de lograr vencer a los grandes. La Real fue un equipo tomado en serio con el tiempo. Lo que al principio parecía un "ya caerá" o "se le hará la temporada larga" se tornó en una bonita historia, sin final feliz, pero que hizo gozar y vibrar a toda Gipuzkoa durante toda una temporada.

Era la era de aquel dúo de delanteros: Nihat y Darko. Vaya pareja que se entendía a las mil maravillas y que sumó aquella temporada 44 tantos entre ambos. Darko era un killer del área, que en casa marcaba la mayoría de sus goles. Nihat un ratonero, rápido ,y encargado de en contras, dotar de puntos el casillero de la Real sobretodo lejos de Anoeta.

No eran los únicos, las asistencias corrían a cargo de una zurda de oro como nunca la ha habido en Anoera, la de Javier De Pedro, y el carácter que imprimía por la derecha Karpin, procedente del Celta que volvía al club que le trajo a la Liga española. Y un doble pivote de jóvenes canteranos entonces aun "por hacerse" y que ese año saldrían a la luz. Aranburu y Xabi Alonso. La mejor pareja de pivotes que jamás ha tenido la Real, compenetrados a las mil maravillas el uno con el otro. Uno encargado de desatascar el juego por el medio, el otro encargado de hacer pases imposibles en largo, cambiar la dirección de la bola.

Todo en aquella Real fue maravilloso, aunque fuera durante un año. Aquella tarde de Mendizorrotza no empezó todo, pero sí se cogió el liderato. Antes se había ganado al Athletic 4-2, se ganaba fuera de casa con cierta "facilidad". Fue el año donde la Real remontaba. Ante el Betis con 0-2 para empatar a tres y estrellar un balón al larguero a última hora, al Racing o Barcelona pasando de 0-1 a 2-1. Era un año donde todo salía redondo.

Se fue al Bernabeu, auténtica prueba de fuego, para empatar a cero y dejar claro a todos que aquella Real iba muy en serio. Y en la jornada 17, cuando la Real llegó a ir perdiendo 2-0 en Mestalla y perdía en esos momentos el liderato, algún teletexto (no diremos nombre) llegó a publicar el liderato del Madrid, colocando en el interior de la noticia que "la Real pierde 2-0 en estos momentos..." fueron esos momentos. La Real empataría a 2 aquel partido, conservando el liderato.

Ese liderato duraría hasta la jornada 24. Entonces las fuerzas empezaron a flojear. La Real había estado imbatida 19 jornadas de liga, toda la primera vuelta, con 12 victorias y 7 empates. En la jornada 20, ante el Athletic, cayó derrotada por 3-0. Empezaron las especulaciones sobre los árbitros, en San Mamés (aunque la derrota fue incontestable y De Pedro debió ser expulsado nada más comenzar el partido) estuvo los penaltys de Ocio a Darko aun con 1-0 en el marcador. Más sangrante sería para la afición txuri-urdin lo acontecido ante el Betis, donde un penalty sacado de la manga por Dani en el descuento dejó el marcador en 3-2.

Antes de eso ya se había especulado, pero se había salvado situaciones como los penaltys salvados por Sander ante el Atlético en el Calderón o ante el Celta en Anoeta, en dos partidos que la Real terminaría ganando. Sin embargo en la segunda vuelta se empezó a decaer un poco en las primeras jornadas. Todo parecía el final de un sueño y las miras parecían ponerse por momentos en "a ver si conseguimos al menos entrar en Champions, aunque sea cuartos".



Llegó la Real a estar a 6 puntos del líder, el Real Madrid, en lo que parecía claramente que sería el final de la Liga para los realistas. Sin embargo, en Anoeta, ante su afición, y ante el Real Madrid era la hora de la verdad. Un punto era positivo para el Madrid. A la Real solo le valía ganar o ganar si quería soñar con el título liguero. Y con esa actitud se saltó al cesped. Aquel 4-2 que quedará para la memoria, con dos goles de Darko, uno de Nihat y con el golazo de Xabi Alonso a Casillas (ahora compañeros de equipo y selección).

Aquella tarde grabada en Oro en la historia realista. Quizás el último gran momento en Primera División de la Real. El equipo, recuperado para el tramo final liguero, llegó a coger el liderato a cuatro jornadas del final, llegó a soñar con la Liga nuevamente, aunque era difícil. Primero en Málaga se ganó 0-2, aunque sufriendo y al final. Dos goles de Gabilondo y Darko llevaron el delirio a las gradas del equipo visitante, y la Real acariciaba el título.

Después vino lo peor. El final del sueño de una forma quizás cruel. Tras tanto soñar llegaría aquella noche en Balaidos. Aunque hay que recordar la oportunidad perdida en la jornada anterior (que no muchos recuerdan). Ante el Valencia, en Anoeta, y con el Madrid habiendo jugado su partido, la Real ganando se hubiera colocado con tres puntos (y average) de ventaja. O lo que es lo mismo, Balaidos no hubiera sido tan importante si fueran capaces de ganar al Atlético en la jornada final.

Sin embargo, a pesar de adelantarse. Llegó el infortunio. Primero en forma de un gol tonto que Jauregi con mala fortuna desvió hacia su portería cuando Alonso ya estaba preparado para despejar. Después a pesar de estar casi toda la segunda mitad con uno más en el campo la Real pareció agarrotada ante los valencianistas. El resultado final: 1-1, la Real desaprovechó la oportunidad de tener media liga en el bolsillo.

A la semana siguiente nada salió bien. El Celta, jugándose plaza Champions (a la que accedió por primera y única vez en su historia) terminaría derrotando 3-2 a una Real que estuvo en todo momento a remolqué en el marcador. El Real Madrid se colocaba líder, y una semana después ganaría la Liga al derrotar 3-1 al Athletic. La Real terminó la temporada con un 3-0 ante el Atlético de Madrid, a dos puntos de poder ser campeón de Liga, esos dos puntos que volaron ante el Valencia apenas dos semanas antes.

A pesar de ello la afición despidió como se merecía al equipo. Como si de un campeonato se tratase. Una lástima que solo fuera un subcampeonato, que todo quedara en un bonito sueño que duró casi toda una temporada. Al año siguiente tocó disfrutar de la Champions. de viajes a Turín, Turquía, Grecia... Fueron los últimos momentos de gloria de un club centenario que llegó a verse de bruces en Segunda, y que ahora ha emergido  para ir creciendo poco a poco. Será difícil, por los tiempos que corren, que vuelva a suceder algo así, pero Gipuzkoa recordará eternamente a aquel equipo del subcampeonato que devolvió la ilusión a toda una provincia y sus aficionados.

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