El Athletic se presentó en el Stade Gerland con la obligación de
ganar. El empate servía para muy poco tras los dos fiascos
anteriores por lo que el objetivo estaba claro. Desgraciadamente para
los aficionados rojiblancos el equipo volvió a caer derrotado. El
2-1 final deja a los hombres de Marcelo Bielsa a la espera de un
milagro. Deben ganarlo todo y esperar acontecimientos.
Parece que esta temporada el rumbo del equipo está maldito. No
hay forma de encadenar una racha positiva a pesar de que se va
mejorando, aunque no lo suficiente si nos atenemos a los resultados.
En Valencia se dejó escapar una gran oportunidad por una niñería
cometida por Ander Herrera. En Lyon la falta de pegada y la ya mítica
endeblez defensiva condenaron al Athletic.
Al igual que en Mestalla el equipo rojiblanco cuajó una primera
parte más que decente, sin llegar eso si al nivel de Valencia.
Seguros atrás y con buen manejo de pelota. Faltó algo de
profundidad en un ataque que en demasiadas ocasiones esperó a que la
jugada le llegase. Herrera se volvió a erigir en el faro aunque no
con la visibilidad del anterior partido.
El Olympique de Lyon dio la sensación de estar disputando un
partido de pretemporada. Mostraron bien poco en la primera mitad. Los
múltiples cambios que hizo Rémi Garde pudieron ser la clave para
esta apatía. El Athletic no supo aprovechar esta aparente falta de
interés por el partido ya que dio la sensación de que si los
rojiblancos hubiesen puesto una marcha más al encuentro se hubiesen
ido al descanso por delante en el luminoso.
La segunda parte comenzó por los mismos derroteros. Poco ritmo y
bastante juego subterraneo por parte de los franceses. Lisandro López
no conseguía entrar en juego a pesar de correr como en él es
habitual. Su constancia tuvo recompensa en el minuto 54 cuando remató
de cabeza magistralmente un buen pase de Reveillere.
El gol del Lyon es el claro ejemplo de la nula capacidad defensiva
que tiene el Athletic. Primero un mal despeje de Gurpegi, continuado
por una inaceptable falta de sacrificio por parte de Muniain a la
hora de cubrir la subida del lateral galo, y para finalizar una
horrible marca de un Gurpegi que hasta ese momento había sido de lo
mejorcito del equipo.
De la nada el Olympique se ponía por delante. Tanto Aduriz como
Susaeta fallaron dos claras ocasiones (la del eibartarra ya es
clásica). El Athletic pudo haber respondido con prontitud al gol
francés pero no lo hizo para desesperación de un gesticulante
Bielsa.
La salida al campo de Ibai y Llorente mejoró al equipo en ataque.
Se subió la intensidad y el Athletic pasó a dominar con aún más
insistencia. Dominio de posesión, que no de argumentos ofensivos. En
un balón que bajó Llorente, Ibai Gómez consiguió el empate. Su
remate a bote pronto fue precioso. Era el minuto 78 y había tiempo
para consumar la remontada.
Sin embargo tras este gol rojiblanco el equipo desapareció del
partido. Incomprensiblemente se convirtió en un azucarillo,
completamente a merced de un Lyon que desde la salida de Gomis estuvo
mucho más incisivo de cara a puerta. En una de esas oportunidades se
pudo ver el enésimo error de Gorka. Un mal despeje del guardamenta
navarro dejó el balón franco para que Briand pusiese el 2-1
definitivo.
Con este resultado, y el contundente 3-0 del Sparta de Praga al
Hapoel, el Athletic depende de un milagro para pasar a la siguiente
ronda. Vistos los problemas que tienen los muchachos de Bielsa puede
que no sea tan mal negocio caer eliminado de Europa. Hay demasiadas
cosas a mejorar. El siguiente partido liguero contra el Getafe se
debe ganar si o si. No hay excusa alguna o de lo contrario el lío
será aún mayor.
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