jueves, 15 de noviembre de 2012

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UN EQUIPO DE MIEDO

A lo largo de su historia, desde que a finales de los 80 se decidiera fichar por primera vez extranjeros y "cambiar" la filosofía del club, por las filas de la Real Sociedad han pasado auténticos jugadorazos que han sido recordados y queridos por la afición, como Darko Kovacevic, Meho Kodro, Nihat, Valery Karpin u Océano, entre otros. Sin embargo está la otra cara de la moneda, la que desde hace unos años (por suerte tras el descenso, algo menos) se ve, con fichajes que cuestan dinero y no rinden o terminan abandonados futbolisticamente tras su paso por la Real. Este es un equipo creado en memoria de todos ellos.

Bajo palos no hay lugar a dudas para rotaciones. Apenas se ha fichado de fuera unos pocos porteros y sería injusto meter a Olabe o Aizpurua (que llegó cuando el primero ya era director deportivo) y que venían a lo que venían. Bravo es posiblemente tras Arconada el mejor guardameta que ha tenido la Real y con Westerveld bajo palos casi se consigue una Liga, por lo que ese honor tiene que ir a parar a Mattias Asper. El guardameta sueco llegó de la mano de Clemente (y de previo pago de 600 millones de las antiguas pesetas) de una manera un tanto incomprensible ya que la temporada anterior Alberto fue uno de los más destacados.

Los números de Asper no engañan a nadie, Clemente duró siete jornadas ligueras, entre ellas el 0-6 en Anoeta ante el Barcelona, además de un 4-1 en Vallecas. En total encajó en siete encuentros la friolera de 22 goles. Con el cambio de entrenador, llegó Periko Alonso y empezó a jugar Alberto. Ya con Toshack el sueco volvería a contar con tres encuentros más, en los que encajó cuatro goles, maquillando su media. 10 encuentros y 26 goles en contra.

La defensa es la zona con menos fichajes que no hayan rendido al menos a un nivel decente. Aun así, para respetar un sistema clásico 4-4-2 colocaremos dos laterales y dos centrales. El lateral derecho tiene nombre claro. Frederic Peiremans. Fue otro de los fichajes sorpresa de Clemente, que lo anunció a bombo y platillo y que vino lesionado, no se recuperó, y terminaría cedido en el Eibar donde tampoco llegaría a jugar ni un partido oficial. Dos años después de aterrizar en Donosti y con 0 minutos jugados, se retiró del fútbol. Había costado 600 millones de pesetas (3,6 de euros), lo mismo que Asper.

El otro lateral lo ocupa Rossatto. Carrilero brasileño que podía ocupar cualquier posición en esa banda, que llegó, para su suerte, en un año de transición de la Real (2004-2005) el primero de Amorrortu y que fue (año del subcampeonato aparte) la temporada más tranquila de la Real de lo que llevamos de Siglo. A su favor también el golazo que le marcó de falta al Sevilla. Aparte de eso no aportó nada. Fue cedido al año siguiente y tras su retorno contó menos que nada, jugando 58 minutos el año del descenso, donde a mitad de temporada fue cedido. Costó, según fuentes oficiales, casi 1 millón de euros.

La pareja de centrales tiene su origen sudamericano. Por una parte alguien que sí aportó algo, pero que no rindió como cabría esperar, y por otra alguien que si bien no costó mucho dinero, no aportó gran cosa. Primero comentar el caso de Luiz Alberto. El brasileño costó 600 millones de pesetas, Toshack fue quien confió en él, y estuvo casi temporada y media como titular indiscutible. Anotó seis tantos en la temporada 2001/2002, pero defensivamente dejaba mucho que desear. Tras la destitución de Toshack perdió el puesto y la Real progresó. Estuvo cedido dos temporadas (la del subcampeonato y la de la Champions), y volvería con Amorrortu (y las necesidades tras la marcha de Kvarme y Schurrer), en un año donde si bien pareció mejorar "algo" como central, no aportó ofensivamente.

El otro central, argentino, es Víctor López. Vino de la mano de Lotina, que desesperado tras ver vídeos y ver como la directiva no le dejaba un duro para fichar, con la Real penúltima, terminó cogiendo lo que pudo. Entre los tres fichajes, uno fue este central que en Segunda continuó, y que para Lotina fue indiscutible. Una vez en Segunda dejó de contar, si bien jugó algún partido.

En el centro del campo la Real tiene a una estrella, a un fichajazo que se trajo en modo de cesión y que si no rindió no fue por ser malo, si no por no tener ganas. Se trata de McDonald Mariga. De recuerdo reciente, y en la memoria queda como uno de los protagonistas del 6-1 en Mallorca, donde la Real en ocho minutos dilapidó una eliminatoria copera. Fue titular indiscutible cuando Montanier experimentaba mil cosas pero siempre dejaba en el campo al africano. Tras dejarlo en el banco la Real empezó a sumar, el jugador a contar menos, hasta su marcha en enero de este año. Costó la parte corriespondiente de ficha, y venía con opción de compra. Su acompañante es menos conocido, Mladenovic. Un jugador gris, extraño (pivote con casi 2 metros de altura) que vino un invierno en calidad de cedido y como dato a favor la Real no sufrió, el apenas jugó y a día de hoy alguno ni se acordará de quién era. Como negativo, precisamente eso, un jugador que no aportó lo más mínimo y apenas jugó minutos finales.

Y llega la zona de los jugones, los encargados de que este equipo se hinche a marcar goles. Los auténticos magos del balón. Ahí está el jefe mayor de ellos, Jonathan Estrada. Fichado para ascender a la Real en la úlitma campaña y que como dato a favor es que se consiguió ascender con él en el equipo. Lo negativo para el ex jugador de Millonarios (Colombia) es que vino a una posición que no estaba cubierta, y terminó no yendo ni convocado, ya que su lugar en el once lo terminaría ocupando (desde bien pronto) un jovencísimo Antoine Griezmann, y si este estaba ausente jugaba NSue. Su única aportación fue una asistencia a Labaka en Huesca para hacer el 1-1. 

La otra banda tiene dueño. El más recordado de todos los fichajes que han pasado por Anoeta. Lee Chun Soo. El coreano que lo comparaban con Beckham, que con su selección (y una vez fuera de la Real) ha aportado cosas, pero que en la Real jugó por decreto. No se entendería de otra manera, llegó a jugar hasta seis partidos de Champions League. Curiosamente no jugó ni un minuto en los partidos en los que la Real se jugaba algo, pasar a Octavos y pasar a Cuartos. En el resto llegaba a jugar unos minutos y especialmente patético fue su aportación en Turín, donde más que aportar llegó a estorbar a sus compañeros. Una vez fuera de la Real llegó a ser cedido al Numancia, donde empezó jugando algo, y terminó (como en la Real) con 0 goles. Siendo la mayoría de los encuentros delantero. Costó también casi 1 millón de euros.

En punta de ataque este conjunto no sería nada sin dos jugadores que llegaron a hincharse a goles en su estancia: Demetradze y Herrera. El segundo, un argentino que prometía mucho, fue otro fichaje de Lotina, a quien no se le puede culpar de la escasez de presupuesto, cogió lo más potable. Y eso fue un delantero que jugó 12 encuentros, anotó un único gol, y falló unas cuantas infallables. Por otra parte está el nuevo Shevchenko, que costó 700 millones de las antiguas pesetas y que vino con unos cuantos (muchos) kilos de más. 

Apenas participó en su primera media temporada (vino en invierno) a pesar de ser un fichaje hecho para sacar del pozo al equipo. Al año siguiente contó algo más hasta diciembre, y anotó un tanto con la elástica Txuri-urdin (le anularon otro totalmente legal). Y en la memoria de los realistas está aquel 0-1 ante Osasuna, donde todo el estadio iba con el conjunto rojillo y el único realista que intentó marcar gol fue precisamente él, le llegaron a silbar en más de una ocasión.

De este modo queda, por lo tanto, el once de lujo miedo de fichajes de la Real Sociedad: Asper; Peiremans, Luiz Alberto, Víctor López, Rossato; Lee Chun Soo, Mladenovic, Mariga, Jonathan Estrada; Demetradze y Herrera.

Y para no olvidarnos de hacer un banquillo que pueda rendir y estar a la altura, ahí van algunos nombres. Para la defensa Cifu (procedente del Eibar) o Brechet; este último fue un defensa de calidad que tras la Real llegaría a jugar la Champions con el PSV, pero en el club txuri urdin apenas jugó por lesiones y se le recuerda por su error garrafal que condenó al descenso al Alavés. En el centro del campo podríamos meter a Yaw, simpático donde los haya pero vaya descubrimiento, o Dalibor Stevanovic. Y arriba no se puede olvidar a dos jugones como Bonilla (tres goles en media temporada; dos de ellos al Atlético de Madrid en su debut en Anoeta... prometía) y Arif Erden. Este último hizo una espatanda sonada al poco de empezar la liga, largándose a su país y rescindiendo su contrato. Había anotado un gol, de penalty, ante el Espanyol... con la camiseta del Espanyol.

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