viernes, 23 de noviembre de 2012

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REVOLUCIÓN EN STAMFORD BRIDGE

Adiós Roberto Di Matteo. Tras la derrota del Chelsea ante la Juventus en Turín se confirmó lo que durante varias semanas se venía rumoreando: la destitución del técnico italo-suizo. Las dudas sobre su puesto llevaban bailando en el ambiente desde incluso el día después de que consiguiera la primera Champions League de la historia del club londinense. Esa tensión no hay quien la aguante y al final todo ha caído por su propio peso.

Manteniendo su clásico perfil bajo, Di Matteo se ha marchado como llegó, sin hacer ruido. Nada de declaraciones rimbombantes ni nada por el estilo. Algo que sin duda agradecerá su ya ex plantilla de futbolistas en pos de una tranquilidad para recuperarse del mal momento que atraviesan. Son jugadores por otro lado bastante acostumbrados ya al baile de entrenadores. Porque si algo ha demostrado Abramovich es tener una billetera muy amplia, con capacidad para gasta cuando y como le apetezca, y cambiar de entrenador a la mínima de cambio.

Ya son siete los técnicos destituidos por el ruso. Y eso sin contar a un Ranieri al que se encontró en el puesto de manager cuando se hizo con el poder del club y a Ray Wilkins, quien actuó como interino tras la marcha de Scolari y la llegada de Hiddink. Solo Mourinho y Ancelotti pasaron de los 365 días en el cargo. Cada uno de esos siete entrenadores ha durado con el actual dueño del club inglés una media de un año y dos meses. Si exceptuamos al portugués, único capaz de llevar a cabo algo parecido a un proyecto deportivo con el ruso, la media no llega al año. Demoledor.

Centrándonos en Di Matteo, los motivos de su despedida van más allá de los resultados. Al fin y al cabo ganar una Champions puede dar margen para fallar (no siempre, recordemos a Heynckes) en la temporada siguiente. Uno de sus primeros problemas llega con la escasa confianza de su jefe a su labor, incluyendo una nula creencia en el italo-suizo como posible director de orquesta de su enésimo proyecto deportivo. Sin esa confianza del mandamás es complicado sobrevivir en una silla demasiado caliente.

Abramovich nunca creyó en él y solo la presión de la grada tras el triunfo en la máxima competición continental permitió al ex jugador mantener su puesto. Además ya en verano surgieron las primeras diferencias deportivas entre ambos. Por ejemplo se ha sabido que Falcao es una vieja aspiración del ya ex entrenador del Chelsea mientras que el ruso apostaba por la titularidad de Fernando Torres hasta las últimas consecuencias. De hecho el diario británico Daily Mail destaca este hecho y la ausencia del de Fuenlabrada en el once de Turín como una de las gotas que han colmado el vaso.

En el debe del italo-suizo está el juego desplegado por sus pupilos. Tras el intento de su predecesor Vilas-Boas por cambiar la cara del equipo, su llegada supuso un paso atrás, la vuelta al antiguo régimen y, especialmente, recuperar el 'todo vale' como medio para lograr la meta. Una vez conseguida esa Champions League se esperaba de él que fuera capaz por darle la vuelta al fútbol de sus jugadores y aunque esperanzó a propios y extraños en el arranque de la presente temporada, pronto se dejó atrás esa renovada imagen.

A día de hoy el Chelsea vuelve a ser un equipo sin ideas, plano y romo en ataque y que depende demasiado de la genialidad de alguno de sus grandes jugadores. Porque los tiene. Por ahí puede aparecer otro de los motivos de la destitución de Di Matteo. Su incapacidad para sacar lo mejor de los últimos fichajes de su jefe se ha visto de manera clara. Ni Hazard, ni Oscar ni mucho menos el desaparecido Marko Marin han dado a su nuevo club lo que tienen en sus botas. Nombres todos ellos de mucho caché que llegaban a Londres dispuestos a darle una vuelta de tuerca al fútbol que venía desplegando el equipo blue los últimos años.

El proceso de renovación en el que se encuentran los de Stamford Bridge es notorio. Lampard, Terry y compañía no iban a durar para siempre y quizá la temporada pasada fue su "canto de cisne". Ashley Cole empieza a sonar con fuerza para salir en dirección al PSG francés. Terry es noticia más por cuestiones extradeportivas que por su juego. Y Lampard afronta en los últimos años un claro descenso en su nivel futbolístico. A ellos se les unía en la columna vertebral un Cech que ya tiene relevo en la figura del atlético Courtois y un Drogba ya fuera de la capital inglesa.

Los David Luiz, Ramires, Obi Mikel son quienes deben tirar en estos momentos del equipo. Ya no son simplemente el futuro de los blues, deben ser conscientes de que son ya el presente. Porque la vieja guardia no estará ahí para siempre y les toca a ellos dar el paso adelante, así como ayudar a esos nuevos cracks bien fichados por Abramovich a meterse en la dinámica del club. Definitivamente tienen buenos mimbres para pensar en que el relevo ya está asegurado. Y por supuesto para mantener el nivel desde ya.

Pero si hay un jugador que debe ser el líder y sobre el terreno de juego ya lo demuestra ese es Juan Mata. El asturiano lleva demostrando desde el primer día su clase y calidad sobre el césped. Nunca ha dejado un milímetro de espacio para la duda sobre sus posibilidades en la Premier League en un club de la importancia del Chelsea. El problema para los londinenses pasa por su excesiva dependencia en estos momentos de lo que Mata genere. Con las estrellas que le rodean eso no debería suceder. Y ahí es donde falló Di Matteo, entre otros aspectos. El no ser capaz de que grandes jugadores se asocien y jueguen de manera cómoda al fútbol. 

Caso aparte es el de Fernando Torres. El fuenlabreño sigue estando lejos del nivel que mostró en su etapa en Liverpool y que llevó a protagonizar un millonario traspaso. Di Matteo nunca le entendió ni supo cómo sacar el máximo rendimiento a un jugador que a día de hoy debe terminar primero con sus propios demonios. Pero desde luego que su ex técnico no ha hecho mucho por intentar sacar brilló a las mejores cualidades con las que deslumbró en Anfield. Otra cuestión a destacar es la falta de puntería de la dirección deportiva londinense al confiar única y exclusivamente el gol en un Torres que no cuenta con sustitutos.

El que en el último mes solo hayan logrados dos victorias y la derrota ante el West Brom, curiosamente verdugos hace unos meses del predecesor Vilas-Boas, convirtieron al encuentro ante la Juventus en un examen que desde el primer minuto del mismo el italo-suizo suspendió. No leyó bien el duelo desde la misma línea de salida y fue incapaz de reaccionar con acierto a lo que su rival ofreció. Estar casi eliminados de la Champions solo hace el panorama un poco más doloroso.

Hola Benítez. El ex de Valencia, Liverpool o Inter ha sido el escogido por Roman Abramovich para dirigir el destino de los blues hasta final de temporada. Curioso que el madrileño siempre hablase de poder 'coger un proyecto' y tenga que conformarse con unos meses en el banquillo londinense en función de interino como recogía la página del club inglés en la noticia que anunciaba su nombramiento.

Llega además a un club que en el pasado dijo no querer entrenar, algo que sus nuevos aficionados no parecen perdonar de momento. Pero claro, si tu deseo es entrenar a uno de los 'tops' de la Premier y ya has tenido bajo tus manos el mando del Liverpool o tomas las riendas de uno de sus máximos rivales o te quedas en casa. Será complicado cambiar la dinámica de una grada reacia a tenerte en el banquillo pero por trabajo no será. Rafa Benítez es ante todo un currante que buscará máximizar los recursos de los que dispone en el Chelsea por el bien del club que le paga.

Habrá que ver si es capaz de manejar a una plantilla de diferente cariz a las que tuvo en Mestalla o Anfield. Aquí hay trabajadores que no bajan el ritmo en ningún momento pero también futbolistas de calidad con algo de alergia al duro esfuerzo defensivo. Pronto se verá si le da una vuelta de tuerca a sus clásicos sistemas donde el más mínimo detalle era cuidado al máximo y donde se escondían las carencias ofensivas a base de trabajo. 

Porque este nuevo Chelsea que intenta construir Abramovich parece querer partir desde el balón y no al revés. Y eso no ha sido nunca una costumbre en los equipos de Benítez, más bien al contrario. Mucho y muy fino tendrá que hilar el madrileño si quiere conseguir que estos meses al frente de los blues se extiendan más allá de junio. 

Las voces a la llegada del nuevo entrenador de los de Londres no se han hecho esperar. El clamor en contra del cese de Di Matteo es unánime en los banquillos ingleses. Ferguson, Wenger o Vilas-Boas se han expresado en ese sentido. El escocés incluso ha ironizado sobre la suerte de Benítez por poder ganar su segundo Mundial de Clubes sin haber ganado la anterior Champions League.

Parece ser que no le pasarán ni una al madrileño. Veremos si su afición olvida su pasado como red y si consigue sacar el máximo de los grandes jugadores con los que cuenta. Y también si le da una nueva mano de pintura al juego de los blues y vemos algo más cercano a lo que la capacidad de sus futbolistas permite. Cuidado además en el próximo mercado de fichajes ya que Abramovich podría saltar la banca con la llegada de uno o varios jugadores. Suenan con fuerza Falcao, Cavani o James Rodríguez entre otros. El primer examen para él llega este domingo en casa ante el Manchester City (17.00 hora española).

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