martes, 6 de noviembre de 2012

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MEDIA SONRISA

195 días sin ganar fuera de casa. Desde que el 22 de abril el Athletic venciera en El Sardinero a un desahuciado Racing de Santander los rojiblancos no sabían lo que era lograr un triunfo a domicilio en partido oficial. Ni siquiera pudieron con los flojos Slaven Belupo y HJK Helsinki de la previa de la Europa League. Un trauma transformado ya en drama para las aspiraciones del equipo bilbaíno en las diferentes competiciones.

Únicamente con ese dato se puede considerar el resultado conseguido por los leones en el Nuevo Los Cármenes como de importancia capital. Pero además el escaso bagaje amarrado hasta el momento en la Liga BBVA obligaba a los pupilos de Marcelo Bielsa a dar el do de pecho en un escenario en el que hacía 54 años que no veía una victoria bilbaína. Los once puntos con los se despertó la escuadra bizkaina alivian y mucho las necesidades con las que contaban.

A pesar de que apenas se habían consumido nueve jornadas del torneo liguero viejos fantasmas visitaban las esperanzas de los aficionados rojiblancos. Iniciando el encuentro del domingo en puestos de descenso, viendo como el equipo no arrancaba, quien más y quien menos recordaba aquellos dos años rozando el infierno. El conocido bienio negro no queda tan lejos y el miedo sigue latente.

Los tres puntos de Granada deben servir a los del 'Loco' como trampolín para encaminarse hacia puestos más nobles de la tabla. La zona europea no está tan lejos. Lo malo para ellos es que el juego dista mucho de ser el mejor. Como nota media no pasa del aprobado raspado. Los picos de buen juego, que incluso pudieron verse ante los andaluces en breves momentos, quedan tapados por completo por la incomparecencia defensiva a la que los leones ya han acostumbrado a sus seguidores. 

Esos problemas a la hora de minimizar los daños rivales meten a los bilbaínos en mini depresiones en cada partido. Tramos de 10-15 minutos en los que el rival de turno parece el Brasil del 70. Por había, hay y seguirá habiendo trabajo. No puede servir como excusa la ausencia de Javi Martínez. Al de Aiegi le costó en su día hacerse con el puesto y también cometió errores que costaron puntos a los de San Mamés. La labor de Bielsa es mayor si cabe que la del año pasado en esa zona, auténtico mal endémico de un equipo que ni en la etapa de Caparrós conseguía blindar su portería con seguridad.

La vuelta de Ander Herrera tras su sanción permitirá a los zurigorris tener de nuevo en el verde a uno de sus activos más importantes. Sin él ha habido momentos breves de buen fútbol que se espera aumenten con su presencia. Además, servirá para ayudar a un Iturraspe que vive como un náufrago: solo, en una isla, sin saber si tirar hacia un lado u otro. Necesita compañía y la necesita ya para no volverse loco. 

Además, la ausencia futbolística de jugadores vitales como Muniain o De Marcos pesa a los leones. Por suerte, Aritz Aduriz está de gracia y su acierto está ayudando a minimizar los daños. Y por supuesto permite olvidar por momentos la ausencia de un Fernando Llorente al que Bielsa ya no considera importante. Por todas estas situaciones jugadores, cuerpo técnico, club y entorno no pueden más que esbozar una media sonrisa, esperando que, esta vez sí, llegue una buena racha que calme las necesidades, esconda los afilados cuchillos de cierta parte de ese entorno y, sobretodo, que permita a los leones encauzar su fútbol para poder mirar a unas cotas más altas que no están tan lejos.

Los objetivos han cambiado, cosa que se vio en el encuentro copero ante el Eibar. La presencia de jugadores no habituales (como el mismo riojano) da a entender que los ojos del Athletic y sus miembros están puestos al cien por cien en otros lugares. Y el primero pasa por este jueves ante el Olympique de Lyon. En Europa solo vale la victoria y en Liga más de lo mismo. En la competición continental por obligación, en la doméstica por la normalización.

Imagen: Athletic Club

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