martes, 18 de septiembre de 2012

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BUSCANDO EL OPTIMISMO

El Athletic no está bien pero al menos ya ha salido de la UCI e intenta recuperarse poco a poco en planta. Y parece que, por momentos, sale adelante. Aunque aún es pronto para decirlo, la segunda mitad de Cornellá seguro animó a más de uno. Claro que la primera fue directamente lo contrario. Pero la sensación de seguridad e incluso comodidad a la hora de alcanzar la remontada y con ello el empate da pie, junto a la victoria contra el Valladolid, a pensar que se puede volver a ver al mismo equipo alegre y competitivo que existió la temporada pasada.

Se puede ser optimista o pesimista. Personalmente de natural me sale el optimismo. Tras lo visto el año pasado hay que tener confianza y creer en un cuerpo técnico y unos jugadores que dieron muchas tardes felices a su afición. Con el balón el equipo tiene suficientes variantes para hacer daño a cualquier rival. A cualquiera. Y eso es algo a valorar y a tener en cuenta. Además, la presencia actual de dos delanteros de primer nivel como Fernando Llorente y Aritz Aduriz le añade una mordiente extra y un peligro añadido que las defensas rivales sufrirán para contrarrestar.

Por supuesto que caer en el pesimismo es algo completamente viable e incluso, como su versión optimista, tiene su lado "realista". Podemos hablar del atasco ofensivo que llega a tener el equipo en momentos de este arranque de la temporada. Pero sobretodo del nefasto bagaje defensivo que deja a los bilbaínos como equipo más goleado de toda la Liga BBVA (doce goles) y el segundo que más goles encajar en las principales ligas europeas, solo superado por un Southampton inglés que es colista con cero puntos en la Premier League con catorce tantos en contra.

Y no es solo por los goles recibidos. Hay mucho de las escasas garantías que el once bilbaíno está ofreciendo a su afición a la hora de tener que frenar los ataques rivales. Escasa contundencia, fallos de posicionamiento, demasiada exposición en las contras y un portero muy discutido que en ocasiones parece estar con ganas de añadir más chispa a la polémica. Acciones como aquella de Cornellá este domingo en la cual la ausencia de oficio permitió dar el último pase a los pericos para dejar a Longo solo ante Iraizoz. Una falta a tiempo para parar el juego era necesaria pero en ocasiones falta esa picardía que con exceso se sufrió en la era Caparrós.

Hay por tanto razones suficientes para caer en uno de las dos visiones del momento zurigorri actual. Pero tras el verano sufrido donde nunca se habló de fútbol es buen momento de ser optimista. Los primeros puntos para los leones ya han caído al zurrón. En casa y fuera. Esa barrera psicológica temida por todos tras las dos jornadas iniciales ya se ha superado. Ahora llegan dos encuentros seguidos en casa para seguir ganando confianza y seguridad en el seno de la plantilla. Quizá el próximo lunes la historia sea diferente.

Debutó Llorente
Y en esas dudas que dejaba el equipo estaba la actitud que ofrecería Fernando Llorente si llegaba a disputar minutos con la zurigorri. Y es que las cuestiones sobre el riojano llegaban hasta ahí, hasta la decisión de si debía volver a vestirse la camiseta del Athletic o quedarse en la grada. Incluso la pasada semana el debate estaba muy dividido. Su presencia en la convocatoria ya dejaba claro que Marcelo Bielsa tenía pensado seguir contando con el '9' si así lo estimaba oportuno, una decisión a todas luces sensata.

Sensata porque la opción de dejarle en la grada viendo pasar los días no beneficia a nadie y tampoco perjudicaría en exceso al futbolista. El club perdería las opciones futbolísticas que le ofrece uno de sus puntales, si no el principal. Llorente es la estrella deportiva de un equipo que durante cuatro años vivió de su estado, de su inspiración y de su juego. Así lo decidió Caparrós. Acertada o equivocadamente pero era la principal opción ofensiva, casi única en gran parte de los partidos, que ofrecía el juego de los leones. El año pasado con un nuevo sistema demostró que también sabe adaptarse a otro tipo de juego. Y de qué manera.

Pagarle a un jugador un oneroso contrato para no hacer uso de él es por desgracia una de los principales defectos de un club que tiende por obligación a sobrepagar a sus futbolistas. El mercado manda. El aspecto romántico siempre se tiene en cuenta en el Athletic. Y para su afición que un jugador no quiera vestir la zurigorri duele. Y esa era la lectura que se hace de su decisión no irrevocable de no renovar el contrato que le une a la institución de Ibaigane hasta junio.

Pero su implicación con sus compañeros y con el escudo del club que le ha formado desde los 11 años y en el que lleva más de quince años parece total. Tras el encuentro ante el conjunto perico volvió a cometer uno de esos errores que demuestra lo mal asesorado que está. Declinó realizar declaraciones ante los medios bilbaínos para sí hacerlo a la noche en varios programas estatales. Algo que nunca ha gustado ni gustará a la afición de San Mamés. Su presente está aquí y a su afición debe llegar por los medios locales, nunca por los madrileños. Pero esa es ya una pelea perdida en Bilbao.

Como bien se ha venido comentando en las últimas fechas cabe la posibilidad a medio plazo de que la situación de un vuelco y el hasta hace unos meses 'Rey León' cambie de opinión y vuelva al redil zurigorri. Está a tiempo. Lo malo para ello es que aunque aseguró amar al club y que lo siente como suyo confirmó que a partir de enero decidirá. Eso ni es bueno para el club ni para su rendimiento deportivo en esas próximas fechas. Deberá medir muy bien sus pasos y declaraciones, incluyendo los medios que emplea para ello, así como la grada deberá, quizá, mostrar algo de indulgencia y cariño para  con un jugador que siempre ha estado en la diana. Aunque la número doce de San Mamés si algo es, además de sabia, es soberana. 

En lo que afecta a la relación fútbol, primera plantilla y Llorente de momento no debe cambiar lo estipulado. Si el riojano quiere un puesto en el once debe ganárselo. Aritz Aduriz está a día de hoy varios palmos por delante suyo. Y no parece que vaya a cambiar a corto plazo. Recordemos además que el gipuzkoano es un jugador adorado por la afición bizkaina. Una fidelidad que se ganó a pulso como Llorente no supo hacerlo, con actitud y demostraciones claras de amor, sin ambigüedades, por el escudo del Athletic.

Por cierto, como cierre no está de más hacer un recordatorio al 'excelente' negocio que realizó la Junta Directiva con Fernando García Macua a la cabeza cuando decidió vender al ex del Antiguoko. No solo se ha demostrado un error máximo en lo económico (no se ha cobrado lo acordado con el Mallorca) si no que deportivamente ha resultado nefasto para los intereses bilbaínos. Caparrós se unió a la insensatez de aquella directiva ofreciéndoles un escudo con sus declaraciones. Pero si una cosa quedó clara en la mañana del domingo es que Aduriz y Llorente sí pueden jugar juntos, quedando los nombrados Macua y Caparrós con los calzones al aire.

Imágenes: Athletic Club

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