miércoles, 5 de septiembre de 2012

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40 AÑOS DE LA NOCHE MÁS NEGRA DEL OLIMPISMO

Se cumplen 40 años de la tragedia de las Olimpiadas de Munich y como homenaje rescatamos el texto en el que lo recordábamos y que os ofrecíamos en el primer número de KIROLMANIA Magazine. Además hacemos un repaso también a lo ocurrido hace 16 años en Atlanta.

Madrugada del 4 al 5 de septiembre, año 1972. En plena celebración de la vigésima edición de los Juegos Olímpicos en Munich, un grupo de asaltantes fedayines palestinos irrumpen en la Villa Olímpica con el objetivo de secuestrar a miembros del equipo deportivo de Israel. Su idea era cambiar a los rehenes por la liberación de prisioneros palestinos en cárceles israelíes.

Los terroristas, pertenecientes al comando Septiembre Negro, acceden con relativa facilidad al complejo residencial donde rápidamente acceden en las diferentes habitaciones de los deportistas hebreos. En los momentos iniciales del caos, nueve de esos atletas consiguen escapar, mientras que dos fallecen por sendos disparos al forcejear con los asaltantes.

Otros nueve olímpicos fueron tomados como rehenes y pronto sus secuestradores establecieron las primeras condiciones de las negociaciones, extendiendo a un máximo de cinco horas el tiempo que tenían las instituciones hebreas para liberar los 234 prisioneros. Ante la negativa rotunda de Israel los terroristas intentaron huir a Egipto con los rehenes, para lo que pidieron helicópteros para llegar al aeropuerto.

Una vez en dicho aeródromo la emboscada preparada por la policía alemana fracasó de manera notable. Los asaltantes pronto se dieron cuenta de lo que sucedía y para mayor desastre de la situación, los francotirados apostados en diferentes puntos carecían de la preparación y el material necesario para realizar su labor.

En ese momento la masacre continuó y los nueve rehenes fueron asesinados por sus captores. Además dos de los policías y cinco secuestradores fallecieron en una sucesión de disparos por ambas partes. El resto de los fedayines palestinos fue arrestado por las autoridades.
 Las competiciones continuaron y solo se realizó una ceremonia por los atletas el día siguiente de su fallecimiento, con el estadio a rebosar y las banderas a media asta excepto las de algunos países árabes.

Atlanta 96
Todo esto sucedió varios años después de los Juegos que se celebraron en Berlín en 1936. La Olimpiada de aquel año fue utilizada por Hitler como un mecanismo más de propaganda de su régimen, una oportunidad para mostrar al mundo la pureza y perfección de la raza aria. 

El país alemán quedaba por tanto marcado de manera negativa en la historia de los Juegos Olímpicos. Pero esta no fue la única ocasión en la que el terrorismo hizo acto de presencia en el deporte. Incluso en Atlanta 96 se repetiría el hecho en unos Juegos de verano. La capital del estado de Georgia era el lugar escogido para una Olimpiada que parecían marcados para Atenas, cuna del olimpismo, ya que se cumplían cien años de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna. 
 

No se habían cumplido ni los diez días de competición cuando el 27 de julio de nuevo un atentado mancharía de sangre un evento deportivo de estas características. En el Centennial Olympic Park cientos de personas se reunían para disfrutar de un concierto de la banda Jack Mack and the Heart Attack. 

Sobre la 1.20 de la madrugada explotaba una bomba situada junto a una de las torres de sonido. Con ello, 111 personas eran heridas de distinta consideración mientras que Alice Hawthorne fallecía al impactar un clavo en su cabeza (las bombas estaban hechas con dinamita rodeada por clavos a modo de metralla). Además el cámara turco Melih Uzunyol sufrió el mismo destino al tener un ataque al corazón por el atentado. 

La desgracia pudo ser mayor si no llega a ser descubierta la bomba gracias al guarda de seguridad Richard Jewell, ya que ayudó a despejar la zona. Curiosamente, Jewell fue acusado en un principio de ser quien colocó la bomba en el lugar. No fue así, en este caso el autor era Eric Robert Rudolph, un carpintero que alegó motivos políticos para llevar a cabo este lamentable suceso. En concreto, afirmaba que su intención era que con su acto se cancelasen los Juegos o en su defecto crear un estado de inseguridad que vaciase las calles y que toda la inversión económica realizada en Atlanta resultara en balde.

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