Ayer concluyó el Giro de Italia menos espectacular que
recuerda un servidor. La renta final fue de tan sólo 16 segundos. Sin embargo
nada tuvo que ver la forma de correr con la que Cobo y Froome pelearon una
vuelta por menos de esa distancia, o de otros Giros donde las rentas estaban
por debajo del minuto entre favoritos. Ni siquiera llegó a haber gran emoción
en la crono. Al final, el Giro fue a parar para un outsider total, que llevaba
año y medio sin aparecer por puestos cabeceros: Ryder Hesjedal.
El primer canadiense en ganar un Tour, y el ciclista que
más peleó por este Tour de Francia. Fue maglia rosa tras un gran prólogo y la
crono por equipos de Garmin, que dejó primero a su compañero Navardauskas como
líder hasta la primera etapa de montaña de verdad, antes llegó a coger la
maglia por un día el Lampre Malori. Para muchos “expertos”, Ryder ya caería. La
general era cosa de Liquigas y Lampre, con permiso de “Purito” Rodríguez, que
debía sacar rentas en su terreno.
Y así actuó el catalán todo el Giro de Italia. La verdad
es que se le puede acusar quizás de cierta racanería. Pero el líder de Katusha
tiene el nivel para lo que tiene, no se le pueden pedir ataques lejanos a menos
que tenga permisividad. Yendo líder como estuvo casi toda la carrera, se limitó
a guardar la ropa, aguantar cualquier embestida peligrosa (casi inexistente en
este Giro) y rascar tiempo en los finales que mejor le fueran o con ataques una
vez pasada la pancarta de último kilómetro.
Al final 16 segundos. Se acordará de cualquier ataque no
realizado antes, de alguno no hecho, o de no haber intentado más el último día.
Quizás no daba para más, pero la imagen de Stelvio representa a la perfección
lo que ha sido este Giro entre los favoritos. Hesjedal, 2º en la clasificación
entonces, pero a tan sólo 19 segundos de Joaquim, cogió la responsabilidad en
el puerto final cuando un escapado: De Gendt marchaba como maglia rosa virtual.
En el reducido pelotón (Se había pasado Mortirolo) tras
tirar un rato Vandevelder, cogió el relevo Sky. Lo del equipo británico,
sprints de Cavs aparte, es para hacérselo mirar. El puestometrismo UCI en su
máxima extensión. Defendiendo unas posibilidades de Top 5 de Rigoberto Urán,
que terminaría 7º habiendo sido el quinto ciclista que más subía del Giro y no
habiendo lanzado ni medio ataque de peseta. Al final se lleva la magia bianca
al mejor joven. Pero tiene truco, su rival más cercano, 9º, corría en su mismo
equipo.
Decía que en ese reducido grupo Sky se puso a tirar quien
sabe para qué, quizás por ser el único con dos integrantes, con permiso de
AG2R, ese equipo donde su líder ha fracasado (al final 11º) sin haber ni intentado
atacar, tónica general del Giro de Italia. Cuando Hesjedal cogió distancia y
vio peligrar el Giro con un cronner como el belga De Gendt (Vacansleil) por
delante, se puso a su ritmo. Purito, quizás el único día donde la táctica fue
inteligente (que se desgastara su máximo rival por el Giro) optó por no dar
relevo y dejarle la tostada al canadiense.
Delante eran tres valientes que habían saltado tras
Mortirolo. De Gendt, Cunego y Nieve. Los que se ganaron el aplauso. El vasco ya
lo había intentado días atrás en una etapa, pero entonces un compañero de
pelotón: Johann Tshopp (anónimo segundo fila que termina el Giro en el top 15,
sin desentonar, pero sin mostrar ninguna agresividad) se negó a coger el guante
de Nieve e irse con él.
Cunego se merece un monumento a parte. Si hubiera tenido
piernas, hubiera subido al menos al cajón. Hasta tres intentos de lejos
realizó, y llegó a ser líder virtual el día en que Rabottini se llevó
espectacularmente una etapa. El ganador del Giro 2004 ha vuelto a mostrar una
versión pobre de sus prestaciones, pero siempre se sacrifica, incluso cuando no
anda es capaz de intentarlo de lejos, de coger fuga, de actuar como lo que fue,
un segundo espada muy bien utilizado.
Lástima que por delante ese día había un soberbio De
Gendt. Ese que desaparecido en todo el Tour pasado hizo 5º en Alpe D´Huez y3º
en la crono final. Y que vuelve a repetir niveles. Tras un Giro donde el techo
parecía estar en pelear un hueco honorable en el top 10 y desde el anonimato.
Pero un Vacansoleil no puede irse de un Giro de Italia sin intentarlo ni un
solo día. Se fue en Mortirolo con ayuda de su compañero Carrara, después
contactarían Cunego y Nieve, este con Ion Izagirre soberbio.
Hicieron camino para llegar a Stelvio con renta para
jugarse la etapa y pelear (tiene delito) la carrera. Pero así es el ciclismo de
hoy en día, donde si no hay gregarios no saben que hacer los grandes favoritos.
Y se quedaron mirando, los unos a los otros. Esperando la única colaboración (y
menos mal que pasaba por ahí) de Vandevelder. Liquigas no hizo trabajar a
Caruso, lógico, ya que Basso, gris oscuro casi negro en todo el Giro, no andaba
fino y ya era inútil hacer trabajar un día más como un esclavo a un gregario
suyo.
Finalmente la carrera se rompió lo justo y necesario. Se
venía hablando de que la carrera estaría en los dos últimos días de montaña,
con auténticos etapones. Basso llegó a decir que quien ganara en Alpe di
Pampeago (o fuera segundo a rueda del
ganador) se llevaría el Giro. No iba mal encaminado, ese día ganó un Kreuziger
resucitado con ataque lejano, sin importar para la General, y detrás de él
llegaría Hesjedal.
Basso acertó en eso, pero no en como competir el Giro.
Puede que no de más de sí. Por primera vez desde 1995 Italia se queda sin
ningún representante en el podio del Giro de Italia. Era lo justo. Los dos
máximos favoritos en la lista, los dos últimos ganadores: Basso y Scarponi, los
capos de las dos potencias italianas, y que habían racaneado y racaneado,
posiblemente esperando a las últimas dos etapas.
Se fue hasta entonces al ritmo de Liquigas, cada día más
duro, cada día más dramático para algunos. Y tras lo visot en Giau el miércoles
antes de terminar la carrera, Basso imponía respeto. Sin embargo el viernes,
camino de Alpe di Pampeago naufragó su equipo, y con él, el capitán. El ritmo
lo marcó Agnoli porque ni Szmyd ni Capecchi dieron el nivel de otros días. No
solo no se endureció suficiente la carrera, si no que Basso perdió cualquier
esperanza de ganar el Giro.
Y ahí, en las rampas de Alpe di Pampeago llegó el primer
ataque de Scarponi e ntodo el Giro. A unos 3 km´s de meta, “de lejos” como
diría el Italiano una vez llegado a la meta. Al día siguiente repitió camino de
Stelvio su feroz ataque de “lejos” nuevamente a distancias parecidas. Basso no
pudo hacer ni eso. Su fuerte son los ritmos constantes y a ritmo no dejó atrás
a ningún favorito.
A la etapa final se jugaban tres huecos del cajón entre
cuatro ciclistas. Y los italianos, fieles al Giro que hicieron, terminaron la
General 4º y 5º. Queda totalmente merecido por la incapacidad de Basso y por la
inoperancia de Scarponi. El invitado sorpresa, el belga De Gendt, le bastó con
un ataque lejano, un movimiento táctico sensacional y unas piernas asombrosas,
le bastó un día de gloria después de pasarlas canutas por llegar 8º a esa
etapa, para terminar en el cajón.
En la crono final hubo dos cambios en esos puestos. El
belga llegó 4º a tan solo 25 segundos de Scarponi, mientras que Hesjedal
llegaba a 31 de Purito. Ni el italiano ni el catalán hicieron malas cronos. De
hecho este último hizo la crono de su vida. Pero les fue insuficiente. Purito
perdió por 16 segundos la maglia rosa, y Scarponi por 26 el podio.
Concluyó ayer, por lo tanto, el Giro más “light” que se
recuerda, donde ni siquiera la emoción (aparente) por ver quien ganaba y quien
subía al cajón fueron suficientes para salvarlo. Donde se hablaba de lo
decisiva que serían las dos últimas llegadas en alto, y la realidad fue que
Hesjedal ganó el Giro, quizás, mucho antes, en Cervinia.
Allí, tras haber perdido la maglia rosa, el canadiense
atacó tras Nieve, a quien no tardó en dejar, y fue a por el liderato. 20
segundos en meta y maglia recuperada (la etapa la ganó Amador). Aquellos 20
segundos a la postre han sido determinantes, y es que el canadiense ha jugado
siempre que tenía buenas piernas a caballo ganador y teniendo el comodín de la
crono (no es cronner pero sí le viene mejor que a Purito) ha puesto la puntilla
a Purito y la guinda a este Giro de Italia.
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