jueves, 10 de mayo de 2012

1

SOBREPASADOS

No pudo ser. El sueño le duró al Athletic lo que a un adolescente un amor de verano. Los rojiblancos quedaron fuera de la final muy pronto, casi desde el primer minuto. El mazazo del primer gol del Atlético de Madrid fue una cota insalvable, como Les Arcs resultó para Miguel Indurain el inicio del fin. Desde que Falcao dinamitara las ilusiones de los bilbaínos nada mejoró, al contrario, en un ejercicio que desconocíamos de este equipo de Marcelo Bielsa tocó ver como por primera vez en la temporada los leones, ayer tímidos cachorros, fueron incapaces de superar un escenario que como se vio les quedó grande.

Es el Athletic actual un equipo joven, de chavales que en muchos casos apenas están arrancando en esto del fútbol. No es excusa para el rendimiento que ayer ofrecieron pero si un atenuante. En días como el de ayer el oficio y las tablas son un componente importante para conseguir sacar adelante un encuentro que se complicó desde el primer minuto. Sin respuestas en el césped y tras hacer el tigre colombiano el segundo tanto en para otros tantos disparos quedaba la bala del descanso tras unas primera mitad en la que los bilbaínos estuvieron completamente desaparecidos en combate.

La charla de Bielsa en su apartado motivacional no dio resultado. Los cambios que el argentino introdujo salieron bien al 50%. La marcha de Iturraspe dejó al centro del campo algo desnudo especialmente cuando de mirar a portería propia se trataba. Por otro lado, la entrada de Ibai resultó un acierto. Fue sin duda el mejor jugador de los rojiblancos, ayer de verde Euskal Herria. Y eso, dentro de lo positivo para él y en vista de lo que puede aportar al bloque el próximo año, no dejó de ser una mala noticia. En un once con campeones del mundo y de Europa ver como un chaval que el año pasado se lo pasó casi en blanco y hace dos peleaba con la camiseta del Sestao River en el barro de la Segunda División B no dice mucho de sus compañeros.

Pero ante la actitud de Ibai, con garra, carácter y sacando el orgullo y la rabia que todos esperábamos por aquello del morir matando, no podemos más que quitarnos el sombrero. En esa búsqueda del empate llegó el tercero, obra de Diego. Si se soñaba con la épica que ofrecieron otras finales como la de Estambul en 2005 estaba claro que no era el día. Para la épica se necesitan unas aptitudes que ayer los nuestros no mostraron. Pero que sí están ahí. Las tienen. Lo han demostrado este año y los anteriores. Pero ayer no era el día. Ayer, por desgracia, era el día rojiblanco justo cuando a nosotros nos tocaba vestir con los colores de la ikurriña.

Cruel destino. Pero ni el resultado menguó las energías de una afición que apoyó al equipo como nunca. En Bucarest, Bilbao y otros puntos de la geografía mundial. Lo de Bilbao resultó sencillamente emocionante. Emotivo. Buena muestra de lo que significa el Athletic no solo para los propios seguidores rojiblancos. Pantallas llenas, Pozas a reventar, ambiente desde muchas horas antes del inicio del duelo... No había un centímetro de la capital bizkaina que no estuviera marcado con los colores rojiblancos. Ayer, sin duda alguna, se ganó más que nunca el calificativo de capital del mundo.

Ese es el principal activo del Athletic: su alma. Su afición, sus gargantas, su amor por unos colores no importa cuál sea el resultado. Por eso ayer, cuando se pasó la amargura de ver como los leones no conseguían rendir cuentas con Europa la gente decidió que, dentro del golpe recibido, tocaba levantarse y pasar página. Muchos pensaban ya en la final de Copa del día 25. Otros se lanzaban a por la Europa League del año que viene. No eran pocos los que aseguraban que se volvería a la final y esta vez para ganarla. 

¿Fanfarronería bilbaína? No. Amor y confianza ciega en la historia de este club. Esa historia que está costando ya la friolera de 28 años honrar. Pero se honrará. No sabemos si el 25 de mayo, el año que viene o dentro de cinco. Con estos jugadores la afición está plenamente convencida de que pueden llegar los títulos soñados. De mientras vemos como se escribe historia sin ni siquiera ganar títulos. Porque eso es lo bello de este club, la no necesidad de levantar trofeos para saber que es especial e importante.

Ahora afición y jugadores deben levantarse, pasar página y volver a ilusionar y soñar. En dos semanas llega la próxima oportunidad de sacar la Gabarra. Ayer con el 3-0 en el marcador y los aficionados ondeando las banderas en Bilbao, aplaudiendo las apariciones de Marcelo Bielsa en las pantallas instaladas y coreando el nombre de su equipo se empezó a ganar el próximo título. Soñando esperanzados caerán torres más altas y las lágrimas de ayer, de 2009, tornarán sonrisas.

1 comentarios:

Lastima el temprano gol, si el athletic aguanta el temporal de los primeros 20 minutos tiene gran parte de llevarse los partidos pues es cuando el rival más arriba presiona y al athletic le cuesta sacar la pelota de su área.

Publicar un comentario