martes, 10 de abril de 2012

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DESCANSA EN PAZ, IÑIGO

Iñigo Cabacas fallecía ayer lunes como resultado de las heridas que sufrió en los incidentes desarrollados en la calle María Díaz de Haro tras el partido del jueves entre el Athletic y el Schalke 04. 



Hasta ahí la versión periodística pura y dura. Durante un día y medio ha sido complicado separar mi yo periodista con mi yo athleticzale. Incluso mi simple yo aficionado del fútbol. Sin saber muy bien qué escribir, hasta dónde llegar y cuál es el límite que requiere una situación como la que se ha creado por los tristes e indignantes hechos que se sucedieron tras el histórico partido del Athletic.

Un chaval de 28 años de edad, joven, con toda la vida por delante, ‘sano y deportista’ según sus amigos y cercanos disfrutó por última vez del equipo de su alma, de sus jugadores y sus colores. Así lo quiso una pelota de goma maldita, que nada tiene que ver con ese cuero redondo, futbolístico, que seguro tantas alegrías y emociones generó al propio Iñigo. Una pelota que golpeó en Iñigo como pudo golpear en cualquier otro hijo, hija, sobrino, sobrina, amigo, novia o conocido.

Esa pelota la disparó alguien. Ese alguien recibió una orden de otra persona. Y así sucesivamente. De momento, en martes y tras cinco días desde el hecho, parece que la pelota surgió mágicamente del cielo. Todo son presunciones y ni siquiera los cientos de personas que allí estaban presentes y muchos testimonios de testigos sirven para ver unas autoridades responsables y consecuentes con sus actos.

Han surgido todo tipo de ideas, teorías, se oyen comentarios de cualquier clase incluso muchos que no hacen más que aumentar el dolor y la indignación de una afición que ha visto como una noche de ensueño terminó en tragedia. Cuando lo único cierto es que una “a priori” (mantengamos la presunción de inocencia a pesar de que otros posiblemente no harían lo mismo en una situación opuesta) desproporcionada actuación policial ha terminado con la vida de un chaval, hijo, amigo y aficionado que solo quería disfrutar de un buen momento con los suyos tras un partido de fútbol.

Lugar y momento equivocado. Pero algo así pudo haber ocurrido en otros momentos esta misma temporada, por ejemplo cuando hace escasos meses un fotógrafo de un medio de comunicación vizcaíno necesitaba de la intervención quirúrgica tras las heridas sufridas por los golpes del mismo cuerpo policial que acudió en masa a una llamada que ni siquiera es clara. Porque si iban por la presencia de un herido como se ha llegado a afirmar (la otra versión es la presencia de una pelea que al parecer sí existió aunque sin consecuencias) ¿cómo puede ser que lleguen antes varias furgonetas de dicho cuerpo y no una ambulancia?

Demasiados cabos sueltos que familia, amigos y afición piden y pedirán que sean explicados. No contados, que no se quieren cuentos. Explicados. De pe a pa. Pero lo verdaderamente importante deja eso en un muy segundo plano. Se ha ido un athleticzale, un amigo, un hijo. Cuando no debía. Lo que aquí importa es que Iñigo Cabacas ya no se encuentra entre nosotros. Desde KIROLMANIA queremos expresar nuestro más sincero pésame para familia y amigos. Deseamos también que el Athletic, desde el campo, pueda honrar a su memoria como seguro merece. La afición seguro que no olvidará su memoria. Goian Bego.

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