miércoles, 14 de marzo de 2012

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TIBURÓN DISFRAZADO DE NEPTUNO

Chris Horner, Ciclismo, Tirreo Adriático, Vincenzo Nibali

Vincenzo Nibali se adjudicó la Tirreno Adriático tras superar en la crono final a sus dos rivales: Chris Horner y Roman Kreuziger. El ciclista de Liquigas tuvo que superar en el camino las piedras que se le fueron poniendo, primero en forma de una mala crono de un equipo favorito como el suyo, y posteriormente el que su compañero de equipo, el joven Sagan, le “birlara” sus opciones de triunfo de etapa (Y de paso bonificación) en el final de Chieti.

Ante las adversidades, se creció, y obtuvo su primer gran objetivo del año. El siguiente, a la vuelta de la esquina: Milán San Remo. Si bien no es una prueba que un ciclista poco rematador como el squalo pueda tener facilidades para lograr. Por ello es en las vueltas por etapas donde se debe hacer notar. El año pasado fue tercero en el Giro de Italia (segundo tras la descalificación de Contador) y fracasó en su reválida de la Vuelta. Este año ha venido con hambre, y ya empieza a meter miedo.

Los máximos favoritos para la carrera de los dos mares fueron fracasando desde el inicio, exceptuando Nibali. La crono por equipos no dejaba nada claro, salvo el fracaso de Liquigas entre los favoritos. Y al diablo de Tasmania, Matthew Goss al frente de la clasificación. Cavendish, superando a Freire y al día siguiente su compañero en Sky Boasson Hagen triunfaba en un final peligroso ante Greipel. Todo eran nombres salidos de la fábrica HTC que cerró sus puertas y de las que les hablamos en el número de este mes de Kirolmania Magazine.

Llegó la primera llegada en alto, y ahí falló Evans estrepitosamente. BMC trabajó para ¿Quién? Ni Gilbert ni Evans aparecieron por ahí. Scarponi también falló, no tanto pero sí lo suficiente para ver que su golpe de pedal no era el óptimo para aspirar, ni el de Purito Rodríguez. Un ataque de Hoogerland que tan sólo pudieron seguir Nibali, Di Luca, Kreuziger, el cuarentón Horner y Sagan, que pasaba por ahí.

Chris Horner, Ciclismo, Tirreo Adriático, Vincenzo NibaliEl final de etapa sería polémico. Liquigas, con dos bazas, se la jugó con Nibali de lejos, en busca de etapa y general. El eslovaco Peter Sagan aguardaría, al sprint era el más rápido. No fue así, el propio joven fue quien dio caza a su compañero en lugar de servir de freno a los rivales, y remachó la etapa. Para su suerte, los 6 segundos de bonificación que perdía ese día Nibali, no serían determinantes. El líder tras Chieti: Horner.

Al día siguiente Nibali se desquitaría y ofrecía a su equipo la segunda victoria parcial. El líder Horner aguantó el maillot, aunque cedería segundos en la bonificación (fue tercero, por detrás de Nibali y Kreuziguer). En una etapa que quitaría a Di Luca y el sorprendente Sagan de la terna de favoritos. Sólo tres nombres, y dos etapas por disputar.

El catalán Joaquín Rodríguez se estrenaría en ese día. Un tanto extraño. Con un final en circuito duro, las miradas volvían a estar puestas en Sagan. Sin embargo el eslovaco ejerció esta vez de gregario de lujo para el tiburón. Ganó Purito, pero atrás se jugaban otras cosas, Nibali bonificaba y se colocaba a tan sólo seis de Horner, con Kreuziger a cinco. Escasas diferencias y una crono totalmente llana de 9 kilómetros para determinar vencedor.

En esas llegaba el italiano, en casa, a jugársela ante un joven de 25 años y un veterano que cumple 41 este año. El curioso caso de Christopher Horner, lo llaman por ahí. También es curioso el caso del checo, justamente contrario. Un joven que prometía mucho y parece estancado en un ciclismo aburrido, previsible y donde, pese a su calidad, no arriesga tanto como sus rivales.

El expreso de Berna, que pasaba por ahí y se había dejado ver su maillot escasamente en las etapas con sabor a clásica, se llevó la crono, para variar. Pese a perder su poderío mundial en detrimento de Tony Martin, el alemán no estaba en Italia esos días, y eso era sinónimo de etapa para el suizo. En la General Nibali llegó antes que sus rivales, haciendo una muy buena crono (pese a estar lejos del tiempo de Espartaco), pero suficiente para subir a lo alto del podio y tomar en su poder el tridente de Neptuno. Sus rivales, el joven Horner y el viejo Kreuziger, tuvieron que mirar al italiano desde un peldaño por debajo.

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