Como cada año por estas fechas el mejor ciclismo pasa por las carreteras vascas. Con la previa clásica Miguel Indurain, que tiene lugar esta tarde se da comienzo a la semana por excelencia del ciclismo de Euskal Herria. A partir del lunes, hasta el próximo sábado, tendrá lugar la Euskal Herriko Itzulia, prueba puntuable para el UCI PRO TOUR, antes de terminar el domingo en Amorebieta con el GP Primavera.
La Euskal Herriko Itzulia constará, como cada año, de seis etapas: cinco en línea y la ya clásica contrarreloj final. Pocas variaciones en el recorrido en los últimos años. Desde hace tres años el punto fuerte está en la Subida a Arrate, donde ha vencido dos veces el campeón Olímpico Samuel Sánchez y otra Alberto Contador. Este año, se añade una segunda llegada en alto, algo que no suele ser habitual en la ronda vasca. Por lo que serán dos los puntos fuertes donde los escaladores debieran romper la carrera. Eso sí, sorpresas en el recorrido, ninguna a la vista.
La primera etapa comienza y termina en Güeñes, pueblo de residencia del líder de Euskaltel Euskadi, Samuel Sánchez. Siete puertos puntuables en el trayecto, con el punto fuerte en la ascensión al Alto de Ubal. Sin embargo, en los últimos 50 kilómetros tan sólo habrá una cota, de tercera categoría, el Alto de San Cosme, donde una vez llegada arriba la carrera, tan sólo habrá diez kilómetros hasta meta. Se trata de una etapa para que se haga una fuga y se pueda llegar a una volatta. Si bien en la Itzulia no hay un gran ramillete de sprinters en liza. La sorpresa será difícil dado que los máximos favoritos no tendrán mucho terreno para romper la carrera.
La segunda etapa, la clásica llegada a Vitoria Gasteiz, constará de 165.7 kilómetros, y en ella se volverán a subir varios puertos, el último de ellos a 9,3 de meta. Otra vez distancia bastante lejana para que alguien de la general pueda sorprender. Si bien la falta de control por parte de equipos de sprinters pueda deparar tanto en Güeñes o aquí que alguno intente sorprender. Sería extraño que le dejaran hacer los equipos que buscan la General, puesto que aún no se habrá hecho ninguna selección de la carrera.
El miércoles, día 4 llega el plato fuerte de la Euskal Herriko Itzulia, con la clásica ascensión al Alto de Arrate, previo paso por Krutzeta (2ª), Asentzio (2ª), Karabieta (2ª), Miñota (3ª), Ixua (1ª) y San Miguel (2ª). La etapa Reina por excelencia por su dureza. Para los más críticos, se podría intentar buscar algo más de dureza. El terreno ya de por sí la tiene. El problema vendrá del control que suele tener la carrera. Posiblemente se genere una segunda fuga en Ixua, donde algún valiente de la General o segundo espada podría buscar sorprender.
Sin embargo la experiencia, tanto de la Euskal Bizikleta en sus últimos años como de la Euskal Herriko Itzulia desde que el Santuario eibarrés forma parte de la prueba, dice que al puerto final se llega juntos. Si no controla un equipo ya lo hará otro, puesto que son muchos los interesados que a esas alturas aún mantienen serias opciones de vencer. El alto de Arrate supondrá la primera criba. Esperemos por el espectáculo, que sea tan determinante como hace tres años o hace dos, donde apenas cuatro ciclistas se jugaron la General. El año pasado, por el contrario, hasta once ciclistas llegaron en los mismos tiempos, teniéndose que jugar la General entre tantos.
La etapa “sorpresa” es la llegada a Ibardin. La cuarta etapa, en jueves Santo, transcurrirá entre Eibar e Ibardin. Un recorrido muy manso en sus primera mitad, sin nada de dureza y una continuación un poco más “tramposa” con la llegada a la zona de Bera, Lesaka y alrededores. Donde si bien no hay mucha ascensión, sí que el terreno no es tan sencillo para controlar. Aun así la etapa corre el riesgo de convertirse en un unipuertismo al que está abocado el ciclismo de hoy en día.
Será la segunda llegada en alto y una nueva oportunidad de marcar diferencias para los que quieran la General y tengan algún contrarrelojista al que descartar del podio. La subida final constará de 6 kilómetros, bastante llevaderos en su mayoría, hasta el tramo final de 300 metros, donde se alcanza el 18,33%. Una etapa en la que habrá escasas diferencias salvo que a algún favorito le pase factura Arrate y que la carrera se haga dura. Si no, llegarán unos cuantos a ese tramo final para jugarse la etapa.
La quinta etapa tendrá lugar entre Bera y final en Oñati. Etapa aparentemente de transición, si bien es la típica donde al estar los de la general ya con margen que permitir, podría darse el caso de que una fuga llegase (los sprinters tienen las dos primeras más propicias) o que alguien sorprenda en el tramo final, como pasó con Kiriyenka o Vinokourov el año pasado. Etapa para que algún ciclista fuerte que esté en la carrera intente sorprender en el repecho de Garagaltza, a tres de meta.
La carrera se decidirá definitivamente en la contrarreloj final. Este año tendrá lugar en Oñati y quienes conocen el terreno la ven más tramposa que la de los últimos años. Quizás no llegue a la Ginkana que hubo en Oiartzun el día en que Samuel Sánchez ganó la crono, sin opciones de llevarse la General ante un inconmensurable Juanjo Cobo, pero es una crono más tramposa y para gente fuerte y hábil que para especialistas puros. Aún así, los contrarrelojistas partirán con la ventaja de ser especialistas.
En general un recorrido quizás algo menos sencillo para los buenos contrarrelojistas, al tener dos llegadas en alto y la contrarreloj no ser una normal, al uso. Sin embargo la dureza de Arrate ya se conoce (hasta once en el mismo tiempo el año pasado) e Ibardin poco daño puede hacer en sus apenas 6 kilómetros bastante tendidos y “asumibles” hasta el tramo final, insuficiente para marcar diferencias, pero donde el que gane será un Uphill finisher o gran escalador, muy probablemente.
Todo está listo para comenzar. Pasado mañana, lunes, arrancará la 52º edición de la Euskal Herriko Itzulia. Comenzará en Güeñes y terminará en Oñati en espera de un nuevo vencedor que haga brillar aún más el palmarés (ya de por sí majo) de la carrera.
La Euskal Herriko Itzulia constará, como cada año, de seis etapas: cinco en línea y la ya clásica contrarreloj final. Pocas variaciones en el recorrido en los últimos años. Desde hace tres años el punto fuerte está en la Subida a Arrate, donde ha vencido dos veces el campeón Olímpico Samuel Sánchez y otra Alberto Contador. Este año, se añade una segunda llegada en alto, algo que no suele ser habitual en la ronda vasca. Por lo que serán dos los puntos fuertes donde los escaladores debieran romper la carrera. Eso sí, sorpresas en el recorrido, ninguna a la vista.
La primera etapa comienza y termina en Güeñes, pueblo de residencia del líder de Euskaltel Euskadi, Samuel Sánchez. Siete puertos puntuables en el trayecto, con el punto fuerte en la ascensión al Alto de Ubal. Sin embargo, en los últimos 50 kilómetros tan sólo habrá una cota, de tercera categoría, el Alto de San Cosme, donde una vez llegada arriba la carrera, tan sólo habrá diez kilómetros hasta meta. Se trata de una etapa para que se haga una fuga y se pueda llegar a una volatta. Si bien en la Itzulia no hay un gran ramillete de sprinters en liza. La sorpresa será difícil dado que los máximos favoritos no tendrán mucho terreno para romper la carrera.
La segunda etapa, la clásica llegada a Vitoria Gasteiz, constará de 165.7 kilómetros, y en ella se volverán a subir varios puertos, el último de ellos a 9,3 de meta. Otra vez distancia bastante lejana para que alguien de la general pueda sorprender. Si bien la falta de control por parte de equipos de sprinters pueda deparar tanto en Güeñes o aquí que alguno intente sorprender. Sería extraño que le dejaran hacer los equipos que buscan la General, puesto que aún no se habrá hecho ninguna selección de la carrera.
El miércoles, día 4 llega el plato fuerte de la Euskal Herriko Itzulia, con la clásica ascensión al Alto de Arrate, previo paso por Krutzeta (2ª), Asentzio (2ª), Karabieta (2ª), Miñota (3ª), Ixua (1ª) y San Miguel (2ª). La etapa Reina por excelencia por su dureza. Para los más críticos, se podría intentar buscar algo más de dureza. El terreno ya de por sí la tiene. El problema vendrá del control que suele tener la carrera. Posiblemente se genere una segunda fuga en Ixua, donde algún valiente de la General o segundo espada podría buscar sorprender.
Sin embargo la experiencia, tanto de la Euskal Bizikleta en sus últimos años como de la Euskal Herriko Itzulia desde que el Santuario eibarrés forma parte de la prueba, dice que al puerto final se llega juntos. Si no controla un equipo ya lo hará otro, puesto que son muchos los interesados que a esas alturas aún mantienen serias opciones de vencer. El alto de Arrate supondrá la primera criba. Esperemos por el espectáculo, que sea tan determinante como hace tres años o hace dos, donde apenas cuatro ciclistas se jugaron la General. El año pasado, por el contrario, hasta once ciclistas llegaron en los mismos tiempos, teniéndose que jugar la General entre tantos.
La etapa “sorpresa” es la llegada a Ibardin. La cuarta etapa, en jueves Santo, transcurrirá entre Eibar e Ibardin. Un recorrido muy manso en sus primera mitad, sin nada de dureza y una continuación un poco más “tramposa” con la llegada a la zona de Bera, Lesaka y alrededores. Donde si bien no hay mucha ascensión, sí que el terreno no es tan sencillo para controlar. Aun así la etapa corre el riesgo de convertirse en un unipuertismo al que está abocado el ciclismo de hoy en día.Será la segunda llegada en alto y una nueva oportunidad de marcar diferencias para los que quieran la General y tengan algún contrarrelojista al que descartar del podio. La subida final constará de 6 kilómetros, bastante llevaderos en su mayoría, hasta el tramo final de 300 metros, donde se alcanza el 18,33%. Una etapa en la que habrá escasas diferencias salvo que a algún favorito le pase factura Arrate y que la carrera se haga dura. Si no, llegarán unos cuantos a ese tramo final para jugarse la etapa.
La quinta etapa tendrá lugar entre Bera y final en Oñati. Etapa aparentemente de transición, si bien es la típica donde al estar los de la general ya con margen que permitir, podría darse el caso de que una fuga llegase (los sprinters tienen las dos primeras más propicias) o que alguien sorprenda en el tramo final, como pasó con Kiriyenka o Vinokourov el año pasado. Etapa para que algún ciclista fuerte que esté en la carrera intente sorprender en el repecho de Garagaltza, a tres de meta.
La carrera se decidirá definitivamente en la contrarreloj final. Este año tendrá lugar en Oñati y quienes conocen el terreno la ven más tramposa que la de los últimos años. Quizás no llegue a la Ginkana que hubo en Oiartzun el día en que Samuel Sánchez ganó la crono, sin opciones de llevarse la General ante un inconmensurable Juanjo Cobo, pero es una crono más tramposa y para gente fuerte y hábil que para especialistas puros. Aún así, los contrarrelojistas partirán con la ventaja de ser especialistas.
En general un recorrido quizás algo menos sencillo para los buenos contrarrelojistas, al tener dos llegadas en alto y la contrarreloj no ser una normal, al uso. Sin embargo la dureza de Arrate ya se conoce (hasta once en el mismo tiempo el año pasado) e Ibardin poco daño puede hacer en sus apenas 6 kilómetros bastante tendidos y “asumibles” hasta el tramo final, insuficiente para marcar diferencias, pero donde el que gane será un Uphill finisher o gran escalador, muy probablemente.
Todo está listo para comenzar. Pasado mañana, lunes, arrancará la 52º edición de la Euskal Herriko Itzulia. Comenzará en Güeñes y terminará en Oñati en espera de un nuevo vencedor que haga brillar aún más el palmarés (ya de por sí majo) de la carrera.
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