lunes, 5 de marzo de 2012

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SUSAETA SENTENCIA A LA REAL

+Fútbol, Athletic, Derby, Markel Susaeta, Mateu Lahoz, Real Sociedad

Markel Susaeta se convirtió en el MVP del derby al anotar los dos tantos que dieron el triunfo al Athletic. El derby estuvo salpicado por la polémica, ya que Mateu Lahoz no llegó a conceder un gol fantasma de Vela a los donostiarras, que hubiera puesto el empate al inicio de la segunda mitad.

El derby comenzó con muchas dudas y titubeos de los dos contendientes. Pases mal hechos de una Real que comenzó teniendo algo más la bola, pero sin profundizar. Fallaba el último pase. El Athletic no tardaría en darse cuenta y coger el dominio. Si bien su inicio también estuvo falto de precisión.

En estas llegaría el primer gol del partido. Para el minuto 25, tras un partido que estaba siendo tosco y aburrido. El Athletic hilvanó una gran jugada, sobre todo gracias a la actuación de Ander Herrera, asistió a Iraola, que estaba habilitado por Mikel González, que estaba más atrasado que el resto de la defensa, y este centró. Llegó Susaeta, el hombre del día, y marcó el primero.

Empezó a partir de ese momento el dominio del Athletic, donde una Real timorata poco o nada hacía. Una ocasión aislada de Griezmann tirando con su pierna mala fue lo único rescatable de los txuri urdin en un tramo donde una falta botada magníficamente por el autor del gol del Athletic golpeaba en el larguero antes de una triple ocasión que el guardameta Bravo desbaratara.

Con el resultado de 1-0 y un dominio claro, pero no aplastante, de los locales, se llegaba al término de los primeros 45 minutos. Los dos equipos llegaban con once a pesar de que una entrada de Zurutuza, donde Mateu Lahoz amonestó al jugador con amarilla, podría haber tenido mayor castigo. Mucho tenía que cambiar la Real si quería rascar algo de este partido. La afición ya empezaba a mirar expectante y con lupa a Montanier y ver si reaccionaba el equipo, bien fuera con los mismos once o con cambios.

No hubo cambios, como era de presuponer, pero sí cambió una cosa. La actitud de los realistas que salieron a morder, como debieran haber salido en el primer tiempo pero los nervios (o el conformismo del 0-0) no le dejaron. Y en estas llegó la jugada polémica, donde Mateu Lahoz se convirtió en ese actor secundario (por no decir principal) del derby.

+Fútbol, Athletic, Derby, Markel Susaeta, Mateu Lahoz, Real SociedadApenas había comenzado la segunda parte cuando Vela, sólo, remataba pésimamente un balón que ya debía colarse en la portería. El balón se colaría, pero llorando y con Iraizoz sacándolo de dentro en menos de lo que canta un gallo. Ni el árbitro, bien colocado, ni el linier, perfectamente colocado junto al banderín fueron capaces de conceder el gol. Hará falta traer jueces de línea de Tenis a los campos de fútbol, que tienen la vista más perfeccionada.

El gol, legal a todas luces, no subiría al marcador, en la contra el Athletic estuvo a punto de poner la puntilla, pero la escasa generosidad (o cabeza) les fastidió la jugada cuando se habían plantado hasta siete jugadores en área rival. Dos toques inoportunos lastraron el ataque, que quedó en nada.

Fue el sino de la segunda mitad, un Athletic jugando a la contra y una Real dominando el encuentro. Un poco al estilo del derby del año pasado, donde la Real, pese a no hacer esforzarse a Iraizoz, sí llevó el miedo a San Mamés. Ese miedo estuvo falto de puntería o precisión en los metros finales, con centros mal hechos o remates defectuosos. De uno de ellos salió un gol anulado por fuera de juego (clarísimo) de Cadamuro.

La Real empezó a poner artillería pesada, con la entrada de Agirretxe, y calidad con la de Pardo. Obtuvo quizás la mejor ocasión desde el gol, en un remate del delantero usurbildarra, que forzó a Iraizoz a hacer una buena parada. El despeje llegó a Antoine, que sin ángulo intentó colársela al meta navarro, que estuvo muy bien en la jugada.

El tiempo se agotaba, pasaba y pasaba cuando llegó otra jugada polémica donde Lahoz estuvo desacertado. Un error en el despeje de Amorebieta se salda con un salto entre este y Prieto. El jugador realista termina en el suelo, provocándose uan contra. No hay nada, sigan. Eso dice el árbitro. La jugada termina en falta al borde del área realista. La repetición no muestra ninguna duda, es falta por agresión y amarilla (hubiera supuesto la segunda) al central del Athletic.

No se saldó así. Seguían once contra once en un partido donde había habido cierta dureza e incluso Vela y el héroe de partido, Susaeta, se habían enfrascado en una trifulca. Pero ya saben, el arbitraje inglés de Mateu, que todo lo puede. La falta peligrosa al borde del área se convertiría en el segundo gol de Susaeta y sentenciaría el partido.

Así concluía el encuentro, con un 2-0 que no reflejaba los méritos de los dos equipos, puesto que la Real llegó a ser superior a su rival en la segunda mitad. Tampoco reflejaba los méritos en lo visto en las acciones peligrosas. La Real vio como la falta de visión de dos colegiados le negaba (y con lo caros que están) un gol claro que suponía el empate en el mejor momento para ellos.

Hubiera cambiado el encuentro. Pero el gol, no subió. Además, el gol que sentenció a la Real aún con unos minutos por jugarse llegó tras una falta no pitada a favor de los realistas. Con razón se sienten perjudicados, si bien cabe recordar la posible expulsión de Zurutuza en la primera mitad. Con todo, el Athletic se llevó tres puntos que le colocan en zona de Champions, mientras que la Real seguirá en 30 (a 7 de los bilbaínos) y con la rabia acumulada de otro derby polémico (Y van varios este siglo) en San Mamés.

Ahora toca olvidar el derby. Al Athletic, que lo tendrá fácil con sus tres puntos, le espera Old Trafford, una oportunidad puede que única de lucimiento personal. Seguir vivos en Europa League en el horizonte, y en caso contrario, al menos aspirar a la cuarta plaza liguera. La Real continuará buscando la salvación. La llave está en Anoeta, donde el sábado llega el Zaragoza, colista. Una victoria unida a un posible pinchazo del Racing (juega ante el Barcelona) les alejaría irremediablemente del descenso.

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