Tras el éxito del ahora conocido como Gescrap Bizkaia en los playoffs de 2011 el proyecto bilbaíno había comenzado la nueva temporada generando excesivas dudas en su proceder. Derrotas inesperadas, un juego que no era el de antaño y dificultad para solventar partidos que parecían finiquitados antes del final se convertían en unas duras señas de identidad para un equipo que año tras año iba dando pasos adelante. Se dudaba de todo y de todos, sin tener muy claro dónde fijarse para encontrar los motivos que habían convertido a los de Fotis Katsikaris en una sombra de ellos mismos.Motivos para alarmarse había y es que al juego dubitativo y los malos resultados había que añadir el bajo nivel de alguna de sus figuras, unido a lesiones que mermaron la rotación de los hombres de negro. Jugadores como Jackson mostraban un perfil bajo en comparación a la temporada anterior, los nuevos no terminaban de aclimatarse y otros como Banic o Mumbrú producían por debajo de sus niveles habituales. Además, ver en la pista de manera relativamente habitual a Tomas Hampl no era una buena señal, tratándose de alguien que no había pasado de tener un papel residual en la plantilla bilbaína. Los ‘temporeros’ Stevic o Krupalija no pasaban de simples parches que apenas permitían dar descanso a sus compañeros. El nivel, por tanto, se resintió.
Costaba reconocer las constantes vitales que siempre ofrece el Bilbao Basket. Parecían un equipo venido a menos, como si el subcampeonato de Liga ACB les superase y como si sus piernas acusaran en exceso el peaje a pagar por disputar la Euroliga por primera vez en su historia. Mental y fisícamente los bilbaínos no eran ellos mismos, más bien sus hermanos gemelos. Pero llegó el 2012 y los papeles cambiaron radicalmente. Año nuevo, vida nueva. Y si bien el lastre del inicio del curso no se pudo revertir del todo y se terminó pagando con una ausencia en la Copa del Rey de Barcelona, la trayectoria de los de Miribilla ha ido enderezándose poco a poco, paso a paso. Sin prisa pero sin pausa. Primero comenzaron a llegar las victorias, quizá con un nivel de juego algo menor al que habían acostumbrado a la parroquia durante el pasado año pero suficiente para cerrar los encuentros. Una vez se consiguieron triunfos de manera consecutiva era cuestión de tiempo que el juego mejorase y que los bilbaínos recordaran a medios y aficionados quienes son y porque tienen el peligro que tienen los ‘Men in Black’.
Considerando la no clasificación copera como una gran decepción y no un fracaso en vista del gran papel que vienen realizando los de Katsikaris en la Euroliga, con opciones a falta de dos duelos de superar el Top-16, ya podemos decir sin temor a equivocarnos que el Gescrap Bizkaia ha vuelto. Ese equipo que fascinó en la última postemporada ha vuelto y ante el mejor rival posible: el Real Madrid. Parecen ser los blancos sus víctimas favoritas en los últimos tiempos. El paseo militar del último enfrentamiento, con un primer cuarto casi impoluto incluido, remató las buenas sensaciones que venían dejando los jugadores del técnico heleno.
Con los roles ya completamente definidos dentro de la plantilla, si el nivel que vienen demostrando en las últimas jornadas se mantiene que tengan cuidado los rivales. En Bilbao se sueña con pasar el Top-16 y repetir papel en los playoffs de la Liga ACB. Los jugadores, conscientes seguro de la complicada temporada que arrastran, siguen recordando que el principal objetivo es volver a la postemporada y disfrutar en la Euroliga. Lo bueno para sus aficionados es que en este 2012 disfrutan los aficionados en la grasa y los jugadores en la cancha. Y cuando estos se divierten, corren, defienden y juegan, todo es posible. Están de vuelta.
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Imagen vía bilbaobasket.biz
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