No hay dinero. O al menos esa parece ser la premisa lanzada desde el Gobierno Vasco a la Euskal Herriko Itzulia, la única vuelta por etapas que queda en Euskal Herria tras la extinta Euskal Bizikleta. La prueba, de categoría Pro Tour, corre el riesgo de no poderse disputar debido a la falta de presupuesto, desde el Gobierno Vasco otorgan 200.000 euros, 160.000 menos que en ediciones anteriores. Ellos, dicen, han cumplido su parte.
Así lo han hecho saber, declarando que el acuerdo de 360.000 euros tenía una duración de tres años, y que no se contemplaba 2012. Más no se puede hacer. La verdad sea dicha, en los tiempos que corren, con la crisis, era de prever una disminución presupuestaria. Es lógico totalmente que el Gobierno Vasco vea que no puede destinar ciertas cantidades a la elaboración de la prueba.
Al igual que con la Itzulia, podría pasar con la Klasika Donostia, que corre el riesgo también de no disputarse debido al mismo problema. El ciclismo se está muriendo, y desde arriba no hacen nada por evitarlo, más bien todo lo contrario. Cada vez menos equipos, cada vez menos pruebas. En Euskal Herria aun se mantenían dos pruebas relativamente sanas y un equipo mayor de edad.
En este 2012 podría darse el caso de ver desaparecer a las tres cosas. Corren malos tiempos para las carreteras vascas por lo que se ven. O eso parece. Luego hay que ver como se llenan las cunetas de Euskal Herria cada vez que se sube a Arrate o a Aia. Habría que ver como se concentra la gente en las cronos de la Euskal Herriko Itzulia a ver a sus ídolos. Habría que ver a la marea naranja en el Tour.
Y este último año a la misma marea naranja… en la Vuelta. ¡Ah!, ¿pero la Vuelta ha vuelto a pisar Euskadi? Claro que sí, la Vuelta volvió el año pasado a pisar el País Vasco entre los gritos en señal de protesta de quienes señalaban que era un intento de “españolización” y los que iban a animar a los ciclistas y a poder ver a sus ciclistas favoritos en una Prueba de 3 semanas que pasara por a lado de casa.
Entonces era lícito. Al que le gusta este Deporte le parecería totalmente lógico que la Vuelta pudiera pisar Euskadi. Sin meternos en política ni en cuestiones de Estado, era una idea necesaria, tanto para Euskadi el poder disfrutar de una Grande casi todos los años, y para la Vuelta para poderse ver, al menos durante un día, las carreteras llenas, algo que no consiguen en las otras comunidades por las que pasan, ni poniendo auténticos puertos (Angliru y su mito aparte).
La Vuelta pisó Euskadi, por fin, el año pasado. Y este año repetirá. Y la Vuelta para ello no pone dinero para que se pase por aquí. ¿Adivinan quién pone ese dinero? Los mismos que no tienen un duro, o alegan no tenerlo, para afrontar los gastos de la prueba de casa. Y la afición tiene un límite. Pretender traer la Vuelta y no venderlo como intento de “nacionalización” de Euskadi, tiene un pase. Pero la gente no pasa por el aro ni es descuidada con otras cosas.
Si el traer la Vuelta supone el perder las dos pruebas más importantes del calendario ciclista Euskaldun (y de paso sea dicho, del calendario estatal las dos siguientes en importancia tras la Vuelta), y el Gobierno Vasco no solo no hace, si no que ayuda a una cosa, en detrimento económico de la otra, las protestas de la afición se podrá ver en las carreteras en septiembre.
Y es a la afición a la que se debe. Ver las cunetas de Euskadi vacías no quedaría bonito para la Vuelta a España, tras el espectáculo y colorido que tuvo la etapa con final en Bilbo. Eso es algo que podría suceder esta temporada, si la Euskal Herriko Itzulia no se disputara porque el Gobierno le da la espalda, mientras ofrece la calurosa bienvenida a otras pruebas.
Así lo han hecho saber, declarando que el acuerdo de 360.000 euros tenía una duración de tres años, y que no se contemplaba 2012. Más no se puede hacer. La verdad sea dicha, en los tiempos que corren, con la crisis, era de prever una disminución presupuestaria. Es lógico totalmente que el Gobierno Vasco vea que no puede destinar ciertas cantidades a la elaboración de la prueba.
Al igual que con la Itzulia, podría pasar con la Klasika Donostia, que corre el riesgo también de no disputarse debido al mismo problema. El ciclismo se está muriendo, y desde arriba no hacen nada por evitarlo, más bien todo lo contrario. Cada vez menos equipos, cada vez menos pruebas. En Euskal Herria aun se mantenían dos pruebas relativamente sanas y un equipo mayor de edad.
En este 2012 podría darse el caso de ver desaparecer a las tres cosas. Corren malos tiempos para las carreteras vascas por lo que se ven. O eso parece. Luego hay que ver como se llenan las cunetas de Euskal Herria cada vez que se sube a Arrate o a Aia. Habría que ver como se concentra la gente en las cronos de la Euskal Herriko Itzulia a ver a sus ídolos. Habría que ver a la marea naranja en el Tour.
Y este último año a la misma marea naranja… en la Vuelta. ¡Ah!, ¿pero la Vuelta ha vuelto a pisar Euskadi? Claro que sí, la Vuelta volvió el año pasado a pisar el País Vasco entre los gritos en señal de protesta de quienes señalaban que era un intento de “españolización” y los que iban a animar a los ciclistas y a poder ver a sus ciclistas favoritos en una Prueba de 3 semanas que pasara por a lado de casa.Entonces era lícito. Al que le gusta este Deporte le parecería totalmente lógico que la Vuelta pudiera pisar Euskadi. Sin meternos en política ni en cuestiones de Estado, era una idea necesaria, tanto para Euskadi el poder disfrutar de una Grande casi todos los años, y para la Vuelta para poderse ver, al menos durante un día, las carreteras llenas, algo que no consiguen en las otras comunidades por las que pasan, ni poniendo auténticos puertos (Angliru y su mito aparte).
La Vuelta pisó Euskadi, por fin, el año pasado. Y este año repetirá. Y la Vuelta para ello no pone dinero para que se pase por aquí. ¿Adivinan quién pone ese dinero? Los mismos que no tienen un duro, o alegan no tenerlo, para afrontar los gastos de la prueba de casa. Y la afición tiene un límite. Pretender traer la Vuelta y no venderlo como intento de “nacionalización” de Euskadi, tiene un pase. Pero la gente no pasa por el aro ni es descuidada con otras cosas.
Si el traer la Vuelta supone el perder las dos pruebas más importantes del calendario ciclista Euskaldun (y de paso sea dicho, del calendario estatal las dos siguientes en importancia tras la Vuelta), y el Gobierno Vasco no solo no hace, si no que ayuda a una cosa, en detrimento económico de la otra, las protestas de la afición se podrá ver en las carreteras en septiembre.
Y es a la afición a la que se debe. Ver las cunetas de Euskadi vacías no quedaría bonito para la Vuelta a España, tras el espectáculo y colorido que tuvo la etapa con final en Bilbo. Eso es algo que podría suceder esta temporada, si la Euskal Herriko Itzulia no se disputara porque el Gobierno le da la espalda, mientras ofrece la calurosa bienvenida a otras pruebas.
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