viernes, 25 de marzo de 2011

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TRAGICOMEDIA NEOYORKINA

Del cielo al infierno en un mes. Esa ha sido la trayectoria de New York Knicks desde que se confirmó el trade por el que Carmelo Anthony llegaba a la Gran Manzana. Y es que cuando todo parecía que con dicho traspaso sólo se podía ir a mejor, los neoyorkinos se han limitado a decepcionar a su exigente afición, que ya pide alguna cabeza.

Con el trade parecía llegar definitivamente una nueva época al Madison Square Garden. Dos súper estrellas juntas por fin en un equipo que ha pasado la peor etapa de su vida en esta década. De hecho si dices "Isiah Thomas" delante de algún fan de los Knicks lo más probable es que tiemble de terror.

Pero por fin llegó la luz. Los focos se centraban en la nombrada capital del mundo y esta vez con motivos positivos para ello. El 'nuevo' equipo parecía ir ensamblándose poco a poco en los primeros partidos, mezclando derrotas lógicas de unos jugadores que no se conocen con victorias esperadas e inesperadas como la que llegó ante Miami. Tras seis duelos, 50% de triunfos.

Carmelo sonreía, el también nuevo Billups sonreía e incluso Amar'e Stoudemire lo hacía. Este debía tener alguna reserva al ver cómo le habían sustituido medio equipo, jugadores de los que él era el líder indiscutible dentro y fuera de la cancha, por dos estrellas de la liga. Pero todo funcionaba, no había razones para alarmarse.

Hoy las hay y muchas. Porque tras ese inicio del 50% tocó una racha de tres victorias consecutivas y ante rivales interesantes (Atlanta, Utah, aunque venidos a menos sin Deron Williams, y Memphis) que llevaba la ilusión hasta el cielo. Pero se apagó la luz que tan pronto llegó.

Desde entonces un único triunfo en dos semanas. Ocho partidos en total. Siete derrotas. Números demoledores para unos jugadores y una afición que esperaban escalar algún peldaño en la Conferencia Este. Ahora miran con cierto temor al noveno clasificado y empiezan con las cuentas de la lechera para asegurar el puesto de playoff.

Entre esos duelos perdidos hay algunos más o menos esperables como los de Dallas, Boston o el último ante Orlando. El problema aquí es cómo llegan esos resultados. Sensaciones. Imagen. Otra cosa es el rídiculo realizado ante Detroit Pistons o Milwaukee Bucks, sin dejar de lado las dos derrotas ante Indiana.

¿Qué sucede para esto? De todo un poco. La primera sensación que siente uno con estos Knicks es la de desunión. Falta de comunión si lo prefieren. No se tiene muy claro quién es el líder cuando hace mes y medio no había duda de que Stoudemire era el capo del vestuario del Garden. Sin olvidar los fallos al intentar llevar a cabo el 'Seven seconds or less' de D'Antoni, dónde el balón debe moverse con velocidad para conseguir un lanzamiento claro y rápido.

Eso falla. Y es fácil dar con el porqué: Anthony es un jugador que necesita el balón en sus manos, ser punto de partida y en muchas ocasiones de llegada. Algo con lo que Billups, llegado con él desde Denver, se siente cómodo. El pick and roll que ejecutaban a la perfección Felton y Amar'e brilla por su ausencia.

Y por supuesto el aspecto defensivo. Si suele ser conocido que a los conjuntos de Mike D'Antoni les cuesta echar el resto en su aro, ese aspecto se ha incrementado. Porque defensivamente el equipo es un horror en estos momentos. El coach no sabe muy bien para dónde tirar. En ataque se falla, no se ejecuta su sistema y se juega a otra cosa. En defensa sencillamente no hay un patrón a seguir.

No es extraño que por tanto el ex de los Suns esté siendo cuestionado. Aquí llega el dilema: ¿hasta qué punto es su culpa? No consigue hacer calibrar a una serie de buenos jugadores, es cierto. ¿Pero y si alguno de esos jugadores no está dando todo lo que debe para ello? Y por supuesto: ¿qué culpa tiene D'Antoni de que le destrozasen una escuadra que había conseguido que funcionase y poco a poco mejoraba?

Porque las bajas en los Knicks son importantes. Sólo con decir Felton, Chandler y Gallinari uno ya debe saber por dónde van los tiros. Jugadores que sin ser estrellas están haciéndose un hueco en la liga y de los que no hay duda de que aportaban lo suyo. Y estaban hechos al sistema. El entrenador por supuesto que no dirá nada sobre si le gustó o no el traspaso de Anthony. Pero no hay que ser muy listo para saber lo que pensará.

En su momento, cuando no se había cerrado el traspaso, se dijo que Dolan (dueño de los Knicks) había tomado las riendas de las negociaciones al ver que Donnie Walsh, General Manager, no cerraba el asunto. ¿Y por qué no lo remataba? Por la sencilla razón de que no quería soltar a Gallinari y Chandler. Era uno o nada. Mucho menos Felton.

Walsh sabía que tenía las de ganar. 'Melo' no iba a salir dirección New Jersey, seguramente su máximo rival en la pelea. Y si había que jugar las cartas de la agencia libre, se haría. Había espacio y proyecto. No había prisa. Se metió Dolan y al final todos fuera. Un equipo que necesitaba retoques, quizás una estrella. Al final perdió la suya propia.

Un despropósito. Pero sea este último punto cierto o no, lo que queda claro es que queda mucho trabajo por hacer. A base de trades y por supuesto moviéndose en verano para conseguir buenos agentes libres. El camino aún es largo para que lleguen a ser un contender. A día de hoy entrar en playoffs será un triunfo.

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Imagen vía Associated Press.

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