“A Samuel Sánchez le cuesta ganar”. Esta frase era muy escuchada hace unos años, cuando el ciclista de Euskaltel Euskadi acumulaba puestos sin terminar de rematar con una victoria sus buenas actuaciones. De hecho hasta 2005 no pudo estrenarse en lo más alto del podio.Y la manera de estrenarse fue la mejor posible, con un triunfo en la decimotercera etapa de la Vuelta a España. Puestos a esperar, esperamos, pero puestos a ganar, lo hacemos a lo grande. Algo así debió pensar el corredor asturiano.
A partir de ahí han sido veinte las victorias logradas por Sánchez. De todos los colores, en etapas de media montaña, al sprint, en clásicas o grandes vueltas, luchando contra el crono... Como ejemplo tenemos las victorias en la Vuelta, en País Vasco, en Zurich o la que más le gustó al naranja: en los Juegos Olímpicos de Pekín.
Pero en este inicio de 2011 parece que Samuel ha vuelto a ese inicio de carrera en el que para resignación suya no paraba de darle al palo, no en vano ha llegado como segundo treinta y dos veces a lo largo de sus años como profesional. Tres segundos puestos marcan su temporada hasta el momento, uno en Andalucía y dos en la París Niza. Bien puede decirse que entre sus objetivos no entran ganar ya pero conocemos el carácter ganador del asturiano.
De ahí esos intentos por buscar la victoria. Estando bien o mal, si tiene fuerzas lo intenta. Algo muy loable. No se ha ganado el cariño de la afición ciclista, especialmente de la vasca, a base de racanear en el esfuerzo. Y al fin y al cabo, muchos quisieran llevar tres segundos puestos a estas alturas.
Aún así, a Samuel Sánchez hay que exigirle más. Primero porque la escuadra que dirige Igor González de Galdeano no consigue ganar con la facilidad de otras. Cada triunfo vale doble. Pero sobretodo porque el ciclista tiene esa calidad extra que le hace superior a otros en determinadas situaciones, como por ejemplo las llegadas en pequeños grupos.
Ahí falló en la quinta etapa de la París-Niza. Que un lentísimo Andreas Kloden se llevase el sprint por delante suyo no le deja en buen lugar, tampoco al resto de la escapada. Y el asturiano tenía fuerzas, ya que de lo contrario no hubiera intentado atacar antes del último kilómetro.
Luego en el sprint cometió un error de esos que coloquialmente se conocen como un “fallo de juvenil”. Tuvo que sentarse a cambiar para poder seguir apretando en el final. Si la carretera dura 50 metros más hubiese ganado, pero no fue así. Una etapa que a un corredor de su experiencia no se le debía escapar.
Como tampoco se le debió escapar de las manos la etapa que tenía ganada en el pasado Tour de Francia. Día 8 de carrera con final en Morzine-Avoriaz, Sánchez corona junto a Andy Schleck el puerto que cerraba la ruta. Un ciclista que no es más rápido que el asturiano, de hecho ya le había batido previamente, por ejemplo en los Juegos Olímpicos.
Y le ganó. Le pudo la ambición, como él mismo dijo. Peco de confianza y falló. La etapa era un premio enorme para él y para su equipo, más que el cuarto puesto logrado al final.
Esperemos que todo esto quede en anécdota y el asturiano rinda en primavera al nivel que se le espera. Para alegría de todos, se ha decidido a acudir a la clásicas de las Árdenas, algo que en KIROLMANIA ya habíamos pedido. Un corredor de su categoría no puede dejar pasar esas carreras como si nada, máxime si tenemos en cuenta que no es un seguro de vida para pelear la general del Tour.
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