No pudo ser. El Saski Santurtzi mantiene su inercia negativa en cuanto a resultados a pesar de realizar un gran esfuerzo en su duelo como local frente al Feve Oviedo (68-72). Son ya seis derrotas consecutivas, diez en los últimos once encuentros, que dejan al conjunto marinero al borde del precipicio que lleva a EBA.
El partido del viernes resultó un quiero y no puedo por parte de los pupilos de Raúl Ruiz desde el primer minuto. En el cuarto de salida les costó arrancar a ambos equipos pero más sangrante resultó para los santurtziarras, ya que permitió varios tiros abiertos de los jugadores asturianos para adelantarse en el marcador.
Además, varias pérdidas en ataque hacían presagiar que no sería un día cómodo para los vascos, ni en ataque ni en defensa. Para cuando se ajustó la defensa el atasco ofensivo continuaba y así parecía complicado que los morados se acercasen en el marcador. Diez de desventaja reflejaba el luminoso antes de que un triple santurtziarra sobre la bocina dejara el marcador 13-20.
El segundo cuarto cambió por completo el rumbo del partido. Los locales se metieron en el encuentro a base de casta y energía, reduciendo la desventaja a cinco puntos cuando restaban poco más de cuatro minutos para el descanso. La defensa en zona que planteó el técnico local, especialmente tras la salida de Read fue determinante para ello. Al descanso todo por decidir, 32-34. Esperanza.
Todo quedó en un espejismo cuando tras la el arranque del tercer periodo se volvió a la negativa inercia del inicio de partido. Tanto en el atasco ofensivo como en la parcela defensiva. La manera de empezar el cuarto no fue nada positiva, con sólo dos puntos anotados en cinco minutos por nueve de los visitantes. Al final, el 44-50 devolvía algo de ánimo a las gradas del polideportivo municipal, donde se congregaban unos 500 espectadores.
A quienes, por cierto, les costó entrar en el partido. En los compases iniciales del partido apenas se les oyó. Pero en el último cuarto una serie de acciones de acierto de los morados encendió el ambiente, convirtiéndolo en una caldera. En cada jugada iba media permanencia y así lo vivió el respetable, sin dar tregua en ningún momento.
La txampa final perteneció por completo al Saski Santurtzi. Y eso que no empezó de la mejor manera al recibir Marcos Casado, base local, la cuarta falta que le ponía en serio peligro. Por suerte para él y para su equipo se mantuvo a flote sin cometer la quinta definitiva, disputando así los 45 minutos. De hecho fue clave para los de Raúl Ruiz, 14 puntos, 4 asistencias y un 58% en el lanzamiento de dos, pena que no se vio reflejado el acierto en el tiro de tres al no anotar ninguno de sus cuatro intentos.
Pero como decíamos el cuarto fue morado. Disfrutó de la primera posesión para ponerse por delante en todo el partido cuando quedaban 6:31 para la conclusión del choque. La mala noticia fue que no anotó en los siguientes dos minutos (2:12 para ser exactos). La precipitación ofensiva fue la tónica morada en el final del partido, con malas decisiones por parte de Read y Higgs en sus lanzamientos a canasta.
El duelo terminó 59-59. Prórroga. Y el Santurtzi iba a más. La esperanza era máxima en las gradas, las caras habían cambiado de la tristeza y el pesimismo a la confianza absoluta. Pero esos cinco minutos finales salieron torcidos. Siguiendo la trayectoria de cada cuarto parecía que era lo que tocaba. Aún así se peleó hasta el final.
Tuvo que ser el oviedista O'Leary el que decidiese el duelo con tres acciones determinantes. Dos triples, especialmente uno con la defensa prácticamente encima, y un tapón sobre Tomas Hampl (16+8 para él, 20 de valoración) cuando el checo se disponía a meterla para abajo. Aunque se merecía acciones como esas (29 de valoración, 23 puntos, 10 rebotes), el Saski Santurtzi no.
El futuro es complicado. Pero como dijo el técnico santurtziarra en su vuelta al banquillo marinero, ellos no piensan bajar los brazos hasta que los árbitros piten el final del último partido. Tres partidos, tres finales.
Estadísticas del encuentro, vía FEB.es
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El partido del viernes resultó un quiero y no puedo por parte de los pupilos de Raúl Ruiz desde el primer minuto. En el cuarto de salida les costó arrancar a ambos equipos pero más sangrante resultó para los santurtziarras, ya que permitió varios tiros abiertos de los jugadores asturianos para adelantarse en el marcador.
Además, varias pérdidas en ataque hacían presagiar que no sería un día cómodo para los vascos, ni en ataque ni en defensa. Para cuando se ajustó la defensa el atasco ofensivo continuaba y así parecía complicado que los morados se acercasen en el marcador. Diez de desventaja reflejaba el luminoso antes de que un triple santurtziarra sobre la bocina dejara el marcador 13-20.
El segundo cuarto cambió por completo el rumbo del partido. Los locales se metieron en el encuentro a base de casta y energía, reduciendo la desventaja a cinco puntos cuando restaban poco más de cuatro minutos para el descanso. La defensa en zona que planteó el técnico local, especialmente tras la salida de Read fue determinante para ello. Al descanso todo por decidir, 32-34. Esperanza.
Todo quedó en un espejismo cuando tras la el arranque del tercer periodo se volvió a la negativa inercia del inicio de partido. Tanto en el atasco ofensivo como en la parcela defensiva. La manera de empezar el cuarto no fue nada positiva, con sólo dos puntos anotados en cinco minutos por nueve de los visitantes. Al final, el 44-50 devolvía algo de ánimo a las gradas del polideportivo municipal, donde se congregaban unos 500 espectadores.
A quienes, por cierto, les costó entrar en el partido. En los compases iniciales del partido apenas se les oyó. Pero en el último cuarto una serie de acciones de acierto de los morados encendió el ambiente, convirtiéndolo en una caldera. En cada jugada iba media permanencia y así lo vivió el respetable, sin dar tregua en ningún momento.
La txampa final perteneció por completo al Saski Santurtzi. Y eso que no empezó de la mejor manera al recibir Marcos Casado, base local, la cuarta falta que le ponía en serio peligro. Por suerte para él y para su equipo se mantuvo a flote sin cometer la quinta definitiva, disputando así los 45 minutos. De hecho fue clave para los de Raúl Ruiz, 14 puntos, 4 asistencias y un 58% en el lanzamiento de dos, pena que no se vio reflejado el acierto en el tiro de tres al no anotar ninguno de sus cuatro intentos.
Pero como decíamos el cuarto fue morado. Disfrutó de la primera posesión para ponerse por delante en todo el partido cuando quedaban 6:31 para la conclusión del choque. La mala noticia fue que no anotó en los siguientes dos minutos (2:12 para ser exactos). La precipitación ofensiva fue la tónica morada en el final del partido, con malas decisiones por parte de Read y Higgs en sus lanzamientos a canasta.
El duelo terminó 59-59. Prórroga. Y el Santurtzi iba a más. La esperanza era máxima en las gradas, las caras habían cambiado de la tristeza y el pesimismo a la confianza absoluta. Pero esos cinco minutos finales salieron torcidos. Siguiendo la trayectoria de cada cuarto parecía que era lo que tocaba. Aún así se peleó hasta el final.
Tuvo que ser el oviedista O'Leary el que decidiese el duelo con tres acciones determinantes. Dos triples, especialmente uno con la defensa prácticamente encima, y un tapón sobre Tomas Hampl (16+8 para él, 20 de valoración) cuando el checo se disponía a meterla para abajo. Aunque se merecía acciones como esas (29 de valoración, 23 puntos, 10 rebotes), el Saski Santurtzi no.
El futuro es complicado. Pero como dijo el técnico santurtziarra en su vuelta al banquillo marinero, ellos no piensan bajar los brazos hasta que los árbitros piten el final del último partido. Tres partidos, tres finales.
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