El penúltimo capítulo de la tormentosa relación entre el Athletic y Fernando Llorente se escribió la pasada semana cuando salía a la luz una entrevista del riojano en el diario As. Las palabras del delantero no dejaban en buen lugar a la directiva, asegurando que la oferta invernal de la Juventus había existido pero que Josu Urrutia y los suyos la habían rechazado.
En dicha entrevista también decía que “en vez de recibir cariño por parte de la directiva lo que recibí fue presión”. No se quedaba ahí en su enfado e insistía en que “aquí siempre he tenido a la gente en contra, incluso en mis mejores momentos”.
Declaraciones cuanto menos altisonantes. El riojano parece olvidar los dos años en los que rizó el rizo sobre su renovación, engañando una y otra vez cuando, finalmente, la impresión que ha dejado su actitud es la de alguien que nunca tuvo la intención de prorrogar su acuerdo con el Athletic. Y critica a la directiva por su actitud hacia él cuando en durante el proceso de negociación hubo dos Juntas de muy diferente perfil implicadas.
Respecto a la afición mete en el mismo saco a todos, sin distinción. Olvida una vez más la paciencia que la grada de San Mamés tuvo con un jugador del que sabían era "especial". Necesitado de cariño y mimos, se le dio tiempo, mucho, hasta que explotó definitivamente como futbolista del Athletic. Y una vez explotado, el apoyo fue amplio a su figura. Pero los 200-300 o mil aficionados que nunca le tragaron y sus quejas valen por toda la afición cuando a él le interesa.
Desde luego no es una bonita manera de apagar el fuego cuando, tras la confirmación de su llegada a la Juventus en julio, todo parecía quedar atrás. Al contrario, sus palabras solo echan más leña a dicho fuego.
Quizá por eso el presidente del club decidió reunirse con el futbolista en el Palacio de Ibaigane. En un intento por frenar lo que la directiva entiende como una provocación más del ariete riojano, el club le ha mostrado su enfado y espera que en las próximas fechas el jugador reconduzca su actitud.
¿Será posible? Complicado saberlo. El delantero se está mostrando como alguien impredecible, preocupado únicamente de salvar su imagen fuera de Bilbao, a sabiendas que ahí puede estar su futuro con la selección española. Siempre y cuando recupere un nivel deportivo decente, claro.
De hecho la entidad rojiblanca no rechaza la posibilidad de castigar a Llorente por sus declaraciones. La sanción, de producirse, caería sobre un jugador que, a pesar de ser el mejor pagado de la plantilla, nada ha aportado en lo que va de campaña. Y bien necesita llegar en buena forma a Turín, allí no le pasarán fallos garrafales ni su clásica indolencia.
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