miércoles, 25 de enero de 2012

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MIRANDA CUMPLE SU SUEÑO

+Fútbol, Anduva, Carlos Pouso, Copa del Rey, César Caneda, Espanyol, Miranda de Ebro, Mirandés, Pablo InfanteUna jugada. Balón botado al interior del área y el ex jugador del Athletic César Fernández de las Heras Caneda manda el cuero al fondo de la red con un excelente remate de cabeza. Eso y nada más. Suficiente para que tras 540 minutos de disfrute futbolístico estallara la apoteosis en Miranda de Ebro. Daba igual el lugar, fuera en Anduva, en un bar, en una casa o incluso a kilómetros de allí. El rojo era y es en estos momentos el único color en el que los aficionados de su equipo son capaces de pensar. Rojo pasión. Rojo Mirandés.

Tras seis eliminatorias, nueve partidos y diecisiete goles anotados el conjunto entrenado por Carlos Pouso se planta en las semifinales de la Copa del Rey, imitando la hazaña que en la temporada 2001-2002 consiguiera el Figueres. Otros como Numancia también tuvieron su momento de gloria. Ahora, gracias al remate in extremis de Caneda, los rojillos se suman al club de los irreductibles, el club de los que nadie espera. ¿Todo por una jugada? No. Pouso, Infante, Caneda, Nauzet, Muneta, Alain, la directiva, la magia de Anduva, el poder de una pequeña localidad, la fuerza de un conjunto y sobretodo la excelencia de una afición. Si al buen hacer en lo futbolístico de quienes conforman plantilla y cuerpo técnico del conjunto mirandés le faltase una grada e hinchada que siempre confió en ellos hoy seguramente este texto no tendría lugar.

Villarreal, Racing y Espanyol han sido las víctimas sonadas y ahora esperan rival de la eliminatoria entre Mallorca y Athletic. Pero ante hubo otros con menos nombre pero la misma dificultad: un balón, once hombres enfrente y una portería a cada lado. Amorebieta, Balompédica Linense y Logroñés fueron en ese orden las primeras bajas que causaron los de Anduva. El germen de un proyecto que a pesar de parabienes, loas y flores siguen pensando que su principal objetivo es el ascenso a Segunda División.

El único que ha saboreado las mieles de la siempre exquisita máxima categoría del fútbol español es precisamente el autor del gol en la noche de ayer. Caneda. Él mismo afirmaba que “ni había soñado con lograr un gol como este”. Y es que si al buen remate se le añade el minuto de partido (92), que en búsqueda de ese balón colgado estaba hasta el portero y que la afición empujaba casi más que los propios futbolistas, el menú sale más que completo para saborear un excelente manjar.

La hazaña del Mirandés, a un paso de la finalísima que casi con total seguridad le haría jugar en Europa el año que viene, será hoy y en los próximos días motivo de noticia en todo tipo de medios de comunicación. Los periódicos les dedicarán portadas y páginas a la clásica gesta del modesto que a todos engancha (no lo duden, España hoy es del Mirandés), las radios entrevistarán a Pablo Infante, banquero que se resiste a abandonar su trabajo en su empresa, o a Carlos Pouso, quien tuvo que resignarse a dedicarse solo al fútbol porque la naviera en la que ejercía quebró. Las televisiones irán detrás de las imágenes del vestuario, de la gente invadiendo Anduva o del mismo Pouso incapaz de articular palabra al final del encuentro.

Sin duda un protagonismo merecido desde el principio hasta el final y que a los amantes del deporte “pequeño”, en un arrebato de locura, nos hará preguntarnos por qué esto no sucede más a menudo para que los modestos del fútbol, baloncesto, o balonmano (ponga aquí el deporte que usted quiera) tengan más representación en los medios. Ayer en esta misma página web dábamos espacio a tres equipos vizcaínos de la Liga Femenina 2 de baloncesto. Hoy es el turno del Mirandés.

Ayer nos quitábamos el sombrero ante aquellos que acuden a ver semana sí y semana también a equipos como el Gernika K.E.S.B., Irlandesas u Orion Gdko. Hoy es tiempo de hacer lo propio con esa excelente afición de Anduva, allá donde esté cada aficionado, que nunca dudó de las posibilidades de los suyos y que siempre creyó en la victoria. Incluso también es el día de los temerosos y pesimistas que no las veían todas consigo. “Tres Primeras es mucho” debían pensar. Todos tienen cabida porque todos son el Mirandés. Jugadores, cuerpo técnico y directiva, sí. Pero la afición también. O quizá, incluso, por encima de todo. Capaces de soltar una bilbainada como que les de por jugar las semifinales, sea ante el rival que sea, en San Mamés o Mendizorrotza. Chapeau por esto y por el apoyo diario, semanal y quincenal de unas personas que tienen a sus ídolos al lado de casa, en el comercio de al lado, en el taller del final del pueblo o en el bar de la esquina.

Hoy todos hablarán de Infante, de Pouso, de Caneda o del presi Ramiro. Y sí, también los habrá que recuerden el gran comportamiento de su afición. El año que viene, o incluso dentro de seis meses, algunos quedarán en el olvido. La gesta será eterna pero no así todos sus nombres. El fútbol es de los futbolistas, sí, pero más aún de sus aficionados. Del hincha que sigue fiel a pesar de vivir en las ‘catacumbas’ del fútbol modesto. De Jose, de Juan, de Ana o de Fernando. Para ellos, también, este pequeño homenaje eterno. Ellos también fueron parte de la gesta.

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