Cuando en el mes de mayo la afición de San Mamés despedía a su equipo con pitos tras conseguir la clasificación matemática para la Europa League se preveía un verano movido, más si cabe habiendo elecciones de por medio. Aquellos silbidos venían como respuesta no solo a lo que el equipo había ofrecido ese día, también como una demostración de parte de la grada de que esperaban más de la plantilla.Poco tiempo después las elecciones confirmaban que esos aires de cambio que venían pidiéndose desde diversos sectores bilbaínos habían calado hondo en la masa social del Athletic. Desde entonces la división en el entorno rojiblanco ha marcado el ritmo de viaje del nuevo proyecto encabezado desde la presidencia de Josu Urrutia.
En lo deportivo el eje se centra en la figura de Marcelo Bielsa. El argentino llega con un currículum que le avala pero creando dudas desde el primer día. Su nulo bagaje europeo y lo diferente de su propuesta frente a la que pregonaba Joaquín Caparrós han sido los principales caballos de batalla ante los que se ha enfrentado.
Aún así desde la pretemporada el ex seleccionador de Chile ha sido claro en sus mandamientos. Presión a todo campo, juego dinámico, con mucho movimiento de balón en corto y buscando ser siempre el dueño de los focos de cada duelo.
El comienzo ha sido duro para el aficionado más resultadista. A pesar de un bagaje impoluto en Europa (seis puntos de seis posibles) la competición casera deja a los bilbaínos en un mal lugar. Los únicos dos puntos cosechados hasta el momento, conseguidos en la jornada inaugural y frente al Villarreal, han reforzado las posturas de los más resultadistas.“Clasificación, amigo”, que decía el técnico utrerano hace escasos meses. No hay paciencia para un proyecto que necesita de ella. Los cambios radicales de Bielsa no ayudan a ello y parece que poco a poco rectifica incluyendo novedades, pequeños matices, que hacen de los rojiblancos un equipos menos cuadriculado.
Aún así, la añoranza por los tiempos pasados hace que muchos anden con la mosca detrás de la oreja y el cuchillo entre los dientes dispuesto a sacar sangre. Como el duelo que enfrentaba a los bilbaínos con el Betis de Pepe Mel. No habían transcurrido los primeros diez minutos del encuentro y ya se escuchaba música de viento en la grada de San Mamés de una afición que se jacta de ser diferente.
Precisamente ese encuentro marca el punto de inflexión en la trayectoria de los leones. A pesar de que solo han logrado un punto de seis posibles las sensaciones son muy diferentes. Las ideas claras y el timón en la dirección correcta, sea con una convencional línea de cuatro atrás o tres centrales y dos carrileros de largo recorrido, los de Bielsa ahora sí parecen convencidos de los planteamientos del rosarino.
Hay motivos para la esperanza gracias a la buena imagen que deja el equipo en los últimos partidos, a pesar de algunos errores a solucionar especialmente en fase defensiva. Pero si de algo pueden estar ya convencidos los aficionados rojiblancos es que su equipo ya no especula ante el rival. Sea quien sea y en el lugar que toque, son ellos los que parten desde el primer minuto con el objetivo de ser quien imponga su estilo.
En lo individual, más luces que sombras. Empezando por el lado negativo, destacar a una pieza clave como es Fernando Llorente. El riojano no anda fino y además le está costando más que al resto hacerse al ideario de Bielsa, pero es curioso que incluso quienes le criticaban el año pasado le usen este curso para atizar al rosarino. Uno de los más criticados hasta el momento ha sido también un Gorka Iraizoz que vive en una montaña rusa constante.En un término medio se encuentran otros como Gabilondo, intermitente y dejando dudas hasta el momento, o Andoni Iraola, que empezó sin sitio y poco a poco va ganando peso en el juego del equipo. Parecido a Javi Martínez. El internacional parecía estar un punto por debajo respecto a sus compañeros pero en los últimos dos encuentros la sensación es radicalmente diferente. Ante Villarreal y PSG se mostró intratable.
Las notas positivas llegan de muy diversas maneras. Atrás Amorebieta sorprende por su seriedad y buen hacer, mientras Ekiza parece que nunca ha faltado a clase. En líneas ofensivas una inoportuna lesión ha dejado a los rojiblancos sin su capitán: Ander Herrera. El ex del Zaragoza mostró liderazgo y capacidad de mando de una nave en la que es el nuevo.
Caso aparte para Iker Muniain, que ante la ausencia de Herrera ha cogido el los galones y se ha echado el equipo a la espalda. Crece cada día que pasa y es una constante amenaza para los rivales. También mejora y de qué manera Markel Susaeta. Su pasado reciente generó dudas que con un su gran momento de forma ha conseguido borrar.
Mención aparte para Oscar de Marcos. De lateral zurdo cumple, de carrilero asombra y de medio centro ejerce su función a la perfección. Grata noticia la suya. Sin duda uno de los más destacados de este comienzo de curso.
La victoria ante el Paris Saint Germain y el buen hacer en los encuentros disputados ante Málaga y Villarreal lleva al equipo de Marcelo Bielsa en un estado anímico bueno al derby. La necesidad de una victoria para ahuyentar posibles fantasmas hace al joven plantel aún más peligroso.
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